Dos historias muy diferentes entre sí se empalman en estos días. Por un lado, algarabía y festejo. Por otro, protestas y demandas. La cuenta regresiva del sexenio más controvertido en la historia moderna de México se bifurca: para el oficialismo es el triunfo de la democracia y la voz del pueblo hecha gobierno, mientras para los opositores, partidistas o no, es engaño y simulación.
No fueron pocas las publicaciones que hablaron de cientos de miles de asistentes al Zócalo de la Ciudad de México, cuando en realidad hubo veinticinco mil sillas. Aunque esas cantidades vendrían siendo lo de menos. El fondo de los argumentos, el contraste del discurso, con las realidades, es lo que más importa.
La lista de los desacuerdos con la versión de AMLO es muy amplia, provenientes de las madres buscadoras, los padres de los jóvenes de Ayotzinapa, las víctimas de la violencia ejercida por el crimen organizado, los padres de los niños a quienes no llegaron los tratamientos contra el cáncer, los pacientes que esperan meses para su consulta médica o tienen que comprar, por su cuenta, medicamentos y tratamientos, los defensores de derechos humanos, los periodistas perseguidos y estigmatizados a lo largo de estos años, los estudiantes de derecho, los trabajadores del poder judicial, múltiples académicos, especialistas en diferentes áreas del conocimiento científico, las clases medias que han visto menguado su poder adquisitivo y bastantes más. Mencionaremos algunos de ellos y usted diga qué opina al respecto.
Para el presidente, el paquete de 20 reformas presentadas al Congreso significa la restitución del “sentido revolucionario y popular” de la Constitución de 1917, en contraposición al “nefasto periodo neoliberal.”
El presidente subrayó que cada mes salen de la pobreza 100 mil mexicanos y ya van más de cinco millones. Se aumentó el salario mínimo en un 100% “en términos reales”, dijo. Se dan apoyos sociales a todos los adultos mayores, a casi once millones de estudiantes, a alrededor de un millón y medio de personas con discapacidad y a casi tres millones de jóvenes que se inscribieron al programa para capacitar a quienes no estudian ni trabajan.
AMLO aseguró que el sistema de salud no es igual, sino mejor que el de Dinamarca. Dijo que ya es el más eficaz del mundo. Además, presumió que la economía mexicana pasó a ser la doceava más grande del mundo. Felicitó a los migrantes mexicanos por los continuos récords de envío de remesas a nuestro país, como si eso fuera un logro de su gobierno. Hizo una consulta a mano alzada acerca de la necesidad de la reforma al Poder Judicial y la elección popular de jueces, magistrados y ministros, al tiempo de criticar a los Estados Unidos, por sus posturas en contra.
Según sus cifras, México es más seguro. En promedio, los delitos federales disminuyeron 24.8%, el homicidio doloso en 18%, los robos en 29.5, el feminicidio en 37.6, el robo de vehículo en 48.6 y el secuestro en 77 por ciento. Y, ya no se permite la corrupción.
Al más puro estilo de los políticos del PRI hegemónico de los sesenta y setenta, del siglo pasado, defendió la súper mayoría de su partido en el Congreso, por ser esa la voluntad del pueblo. Claro, sin mencionar que las leyes actuales favorecen artificialmente al partido que esté en el poder.
Ya usted, analice, razone, diga -mientras vivamos en un país donde todavía pueda haber libertad de expresión-, si concuerda con las realidades presentadas por el presidente o si lo que usted observa y vive es diferente.
Y para iniciados:
No pudo haber un mejor comienzo para la Legislatura local entrante, ni para el proyecto de gobierno de Margarita González Saravia. Los posicionamientos de las fracciones y grupos parlamentarios, como los de Jazmín Solano, Daniel Martínez Terrazas, Tania Valentina, Rafael Reyes, Luz Dary Quevedo, Luis Eduardo Pedrero, Ruth Rodríguez y Eleonor Martínez dejaron ver que la primera mujer gobernadora de Morelos no solamente podrá contar con el respaldo de los partidos aliados a la 4T, sino también con los de la oposición. Ahora es cuestión de que imperen el diálogo y el consenso, rindiendo frutos para el bien de los morelenses. ¡Ah!, y ahora sí ya se fue Cuauhtémoc, para no volver… a menos que lo llamen por lo que resulte de las auditorías a su administración.
La información es PODER!!!