De acuerdo con el documento presentado por el todavía gobernador del estado de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, dejará las funciones de su cargo, en el último segundo del día de mañana 31 de agosto. Y en el primer segundo del primero de septiembre asumirá la diputación federal, con lo que en ningún momento habrá de quedar sin la protección del fuero constitucional.
Quienes esperaban ver una presentación de solicitud de licencia o separación definitiva y, con ello, un debate en el Congreso local, sobre la salida del polémico ex ídolo del fútbol, se quedarán con las ganas, pues los tiempos cuadraron muy bien para que no tuviera más que informar al Legislativo que habría de separarse de ese cargo de elección popular, el de gobernador, para asumir el otro, el de diputado.
Tanto la Constitución Federal, en su artículo 125, como el correspondiente, 129, del ordenamiento local, establecen que no está permitido ejercer dos cargos de representación popular al mismo tiempo, así como que la persona que se halle en ese supuesto tiene el derecho y la obligación de decidir cuál ejercerá. Y eso es lo que avisó Cuauhtémoc, que se decide a ejercer el cargo de diputado federal a partir del primer segundo, del primero de septiembre, momento en que entra en funciones la nueva Legislatura Federal.
Como los diputados federales que integrarán la LXVI Legislatura rindieron protesta el día de ayer, en San Lázaro, formalmente ya cumplieron las disposiciones normativas para que, automáticamente, entren en funciones en cuanto inicie el mes de septiembre. Blanco Bravo, habiendo avisado al Congreso local de su separación del cargo, y ya también habiendo rendido protesta, no tiene que hacer nada más que esperar a que pasen las horas restantes.
Además, como la Constitución local determina que únicamente tendría que solicitar licencia para ausentarse del cargo si excede los treinta días naturales y, justamente, septiembre tiene treinta días, siendo que, al día siguiente, el primero de octubre entrará en funciones Margarita González Saravia, resulta innecesaria la solicitud de licencia al Congreso, quedando a cargo, también en forma automática, el secretario de gobierno, Samuel Sotelo Salgado, en funciones de gobernador.
En todo esto hay dos realidades, una formal y otra, digámosle, la política. La formal es que no quedarán vacantes las funciones de gobernador, porque se han cumplido las disposiciones constitucionales, federales y locales. Sin embargo, la otra realidad, la política, es que a lo largo de su gestión dejó un notorio vacío de poder que fue llenado por diferentes personajes de su equipo de trabajo y de su familia que, por cierto, terminaron beneficiándose a costillas de sus ausencias.
La primera y más notable consecuencia del desdén de Cuauhtémoc Blanco por ser un gobernador presente, prefiriendo, como está perfectamente documentado y testimoniado, dedicarse más al golf, asistir a partidos y eventos futbolísticos, tomar vacaciones, incluso en el extranjero, y pasar largas horas en supuestas reuniones de trabajo, más parecidas a francachelas, fue que el gobierno ha sido calificado, por propios y extraños, como todo un desastre, al grado de ser considerado todavía peor que el de Graco Ramírez.
Pero ese vacío ya se llenó. Margarita González Saravia, la primera mujer gobernadora de Morelos, inmediatamente después de recibir su constancia de mayoría, comenzó a trabajar y, con ello, a asumir paulatinamente el poder. Ya sin Cuauhtémoc en la gubernatura, sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que, a un mes antes de asumir formalmente el cargo, ya tiene el control político y que la mano de sus operadores de más confianza -Javier García Chávez, Juan Salgado Brito y Edgar Antonio Maldonado Ceballos- se sienten y van teniendo resultados concretos.
Y para iniciados:
Enhorabuena por la rendición de protesta como legisladores federales, para las cuatro mujeres y los dos hombres que compondrán la bancada morelense en San Lázaro. Meggie Salgado, Sandra Anaya, Cindy Winkler, Juan Ángel Flores y Agustín Alonso ahora tendrán que demostrar que el pueblo no se equivocó al otorgarles la confianza de ser sus representantes. Aunque Cuauhtémoc rindió protesta junto con ellas y ellos, no lo consideramos como morelense, además de que salta a la vista que no tendrá nada que aportar en los siguientes tres años, tal como sucedió durante los nueve que estuvo en la entidad, cobrando, primero, como presidente municipal y, luego, como gobernador.
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