PERSPECTIVA, por Marcos Pineda Godoy.

A lo largo de todo el sexenio de Cuauhtémoc Blanco Bravo, sus notorias ausencias se hicieron famosas a nivel nacional. Sobre todo, porque él mismo y los medios de comunicación deportivos, así como algunos comunicadores independientes y sus propios colaboradores, se encargaron de difundir que, mientras alguna crisis se había desatado en la entidad o la administración y la seguridad navegaban a la deriva, el mandatario constitucional disfrutaba de algún partido de fútbol, jugaba golf, departía en un restaurante, supuestamente en una reunión de trabajo, pero en condiciones nada propicias para ejercer un cargo de tan alta responsabilidad, pasando unas vacaciones en el extranjero o, de plano, nadie quería decir dónde se encontraba.

Todo lo anterior está bien documentado en la Internet y basta cotejarlo con la agenda pública del gobernador saliente, como hay quien lo ha hecho ya, para calcular los escasos días y horas que el exfutbolista y exactor de telenovelas, dedicó efectivamente al cumplimiento de su mandato constitucional: gobernar.

Tampoco resulta difícil imaginar las palabras de sus más cercanos colaboradores: “No te preocupes, tú ve, nosotros nos encargamos de todo.” Pudiendo provenir de José Manuel Sanz Rivera, su exmánager, entonces jefe de la oficina de la gubernatura, cuya permanencia resultó rápidamente insostenible, cuando los cabos sueltos prendieron las alertas sobre el uso del erario. Y de su medio hermano, Ulises Bravo Molina que, sin cargo público alguno, actuó como mediador, en representación de las instituciones de gobierno y de su hermano, de lo que también sobran testimonios, porque hay involucrados que hasta grabaron conversaciones, como medida de precaución, por si en algún momento se iban contra ellos.

Tuvo que haber alguna recomendación de afuera y de arriba, tal vez hasta de Palacio Nacional, para que la actitud de Blanco Bravo diera un pequeño giro e hiciera en ciertos momentos más presencia pública, que no ha sido por periodos prolongados, pero sí lo ha hecho. Recientemente, declaró que continuaría, por ejemplo, inaugurando las obras que se han llevado a cabo por la SEDATU (Secretaría de Desarrollo Urbano, Territorial y Agrario). Quizá nadie le dijo que esa es una dependencia del gobierno de la República, ni que los recursos utilizados para esas pequeñas obras son del orden federal, no de la entidad, no de lo que él se supone que administra. De la misma manera, también se colgó del triunfo electoral de Morena, auto felicitándose por el buen gobierno que, según él, hizo que ganaran Claudia Sheinbaum Pardo, Margarita González Saravia y los demás candidatos guindas.

No se lo que opinen las candidatas y los candidatos ganadores, pero eso de que se la deben al gobernador, me parece fuera de toda proporción, a la luz de las múltiples y diferentes evaluaciones que lo situaron, siempre, en los últimos lugares, en el área de gobierno que usted me diga.

En concreto, ahora que el proceso de entrega/recepción del malhadado gobierno, al que pronto pedirá una nueva licencia para protestar el cargo de diputado federal, sería muy conveniente que el primer lugar por el que se comience la revisión y la confronta documental, sea la jefatura de gobierno. Se revise en qué y cómo se usaron los recursos, no solamente de este año, sino de todo lo que va del sexenio. Desde ahí, los integrantes de la comitiva de la administración entrante tendrán elementos para comenzar la valoración y rendir informes completos, precisos y útiles para la toma de decisiones que corresponderán a la primera mujer gobernadora de Morelos, Margarita González Saravia.

Y para iniciados:

Una de las ventajas del proceso de entrega/recepción, para los habitantes de Morelos, quienes nos hemos visto más perjudicados que beneficiados por las decisiones del gobierno actual, así como de las últimas acciones que lleven a cabo el gobernador y su gabinete, es que serán tomadas en cuenta, entre otras utilidades, para saber quiénes no merecen continuar en los cargos que hoy ocupan ni en ningún otro de la administración estatal. ¿Acaso creerán que los vamos a extrañar? Ahí tiene usted la próxima inauguración, que quieren hacer con bombo y platillo, por el inicio de actividades de una aerolínea en el aeropuerto Mariano Matamoros. Yo no creo que haya sido el aprovechar la oportunidad, sino verse oportunistas, como dice el refrán popular, para “taparle el ojo al macho”, y poder decir que, antes de irse, ya lo dejaron en funcionamiento. ¿No habría sido mejor elaborar un proyecto bien planeado, con el respaldo del gobierno federal, de largo alcance, basado en estudios de mercado y no en el capricho de ganar, aunque sea una pequeña partida, al gobierno entrante?

La información es PODER!!!

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