Continuando con el análisis de los perfiles de quienes integran el equipo de transición del nuevo gobierno, toca ahora hablar de Alejandra Pani Barragán.
La dos veces diputada federal por Morena (2018-2024), Alejandra Pani Barragán, es ubicada como posible titular de la Contraloría del estado, en el gobierno que encabezará Margarita González Saravia, a partir del primero de octubre.
Resulta lógico que la vean como para un cargo de esa naturaleza, pues su formación académica de Contadora Pública, con experiencia como docente en esa misma área, y el Diplomado que cursó en Auditoría Gubernamental, en el 2007, la acreditan para ello, además del otro en Gestión Pública Municipal, del 2012, junto con sus estudios de posgrado en Administración Internacional.
Con una probada militancia en la izquierda partidaria morelense, pasó del PRD, donde llegó a ocupar el cargo de secretaria de Organización, a ser parte del movimiento fundacional de Morena en el 2014, partido donde se hizo cargo de la cartera de Producción y Trabajo.
En la administración pública se ha desempeñado como coordinadora de Auditoría, en Cuernavaca, de 1986 a 1988, jefa del Departamento de Contabilidad de la Secretaría de Agricultura del gobierno del estado, de 1998 al 2000, contralora municipal de Temixco, de 2006 a 2009, y oficial mayor de Jiutepec, del 2012 al 2015.
Entre las iniciativas que presentó al Congreso Federal, destacan las modificaciones a la Ley General de Turismo, la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, la Ley Federal de Derechos y al Código Fiscal de la Federación. Por cierto, esta última en beneficio de las personas físicas con actividades empresariales, que permitió dictaminar los estados financieros por contadores públicos autorizados.
Como puede apreciarse, las credenciales de Pani son suficientes para hacerse cargo de la contraloría estatal, sin duda un espacio clave en la administración local, pues entre sus veintiún funciones asignadas por ley, se encuentra “Diligenciar… auditorías, revisiones, fiscalizaciones y procedimientos administrativos de responsabilidad…” así como supervisar y tomar acciones con respecto a la “legalidad, eficiencia, honradez, transparencia, imparcialidad y calidad” de los servicios públicos que proporciona el gobierno. Para ello, la Secretaría de la Contraloría cuenta con una estructura administrativa y jurídica, facultada para llevar a cabo todo tipo de procedimientos, que incluyen la formulación y presentación de denuncias ante el ministerio público, previa consulta con la Consejería Jurídica.
Y por ahí es por donde tendría que empezar Pani Barragán, para demostrar que puede con el gran reto que enfrentaría. Primero, verificar si a lo largo del sexenio en curso la Contraloría cumplió o no con sus funciones. Segundo, verificar si los titulares de las dependencias estatales cumplieron o no con las leyes y normas. Tercero, someter a una exhaustiva investigación los casos que fueron desestimados, simple y sencillamente, porque llegaron órdenes de, digamos, “alguien”.
Para esto último, Mirna Zavala Zúñiga, quien fungió como titular de Administración, durante la primera mitad del gobierno saliente, y que forma parte del equipo de transición de Margarita González Saravia, podría contribuir con mucho de lo que sabe acerca de la manera como se manejó el presupuesto estatal, al menos durante el tiempo que duró José Manuel Sanz Rivera, al frente de la jefatura de la oficina de la gubernatura.
Y para iniciados:
Que Cuauhtémoc Blanco se va de vacaciones, digo, de licencia de nuevo. Va a rendir protesta en el cargo de diputado federal plurinominal, que Andrés Manuel López Obrador le regaló, para protegerlo con fuero constitucional… ¡Ah, no! ¡Que es para premiarlo por haber sido un gran gobernador! Pero deja en vilo a todos aquellos que ya desean verlo de regreso a la Ciudad de México, en forma definitiva, porque todavía no decide si regresará para seguir cobrando, digo, gobernando, los últimos días de su administración. Diría la voz popular: Ya chole con las licencias.
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