Buena parte de las entregas y recepciones entre los equipos de los gobiernos, salientes y entrantes, respectivamente, se llevarán a cabo en condiciones muy diferentes a las de hace tres y seis años.
Todo lo contrario de padecer la incertidumbre de cuál es la situación real de planes, programas y presupuestos, ahora podrán contar con información oportuna y veraz. Y eso es muy importante para que las nuevas administraciones puedan comenzar sus periodos de la mejor manera posible.
En algunos casos, para quienes fueron relectos en sus cargos, servirá incluso para hacer la valoración sobre la permanencia o no de titulares de las diferentes dependencias. Pero, en lo general, los estilos de gobierno y las políticas habrán de sostenerse. Es dar continuidad a lo que funcionó como para que los electores decidieran refrendar esa confianza en las urnas.
En otros, como el de la Presidencia de la República, las políticas de la 4T son claras y los objetivos del gobierno que encabezará Claudia Sheinbaum han sido definidos con antelación. La presentación de los primeros nombramientos, para su gabinete, dieron confianza.
Quizá la parte más complicada pueda ser el armado de los presupuestos, a fin de continuar y extender los programas sociales que se constituyeron como el mayor éxito político y electoral del gobierno que ya se va. Recobrar la ruta del crecimiento económico será fundamental, pues no hay otra manera de hacerse de recursos perdurables, si no se quiere abusar del endeudamiento público que, por cierto, fue parte de las más severas críticas a los gobiernos de los sesenta a los noventa, mismos que seguiremos pagando todavía por varias décadas más.
Igual, y es muy probable que hasta las reformas constitucionales y a leyes secundarias para el modelo de gobierno queden ya aprobadas antes de la toma de posesión de Sheinbaum Pardo. Sin embargo, sí hay una serie de transiciones que se esperan y de las que ya hay señales de que se puedan concretar.
Eso comienza por la actitud y discurso de la virtual presidenta electa, de tono prudente, alejada de los ataques y las diatribas, centrada en lo que hay que continuar, para consolidarlo, y los pendientes, compromisos y retos que ella misma ha identificado y puesto en la mesa. De que tendrá cierta oposición, la tendrá y, pues ese es el papel precisamente de la oposición. Pero el respaldo electoral con que llega le da todo para poder sacar adelante su proyecto del segundo piso de la 4T, con los mismos principios, pero bajo su propio estilo.
Otro tanto así pasará con el arranque del gobierno de Margarita González Saravia, aunque con mayor énfasis en la renovación de las relaciones de la administración con la sociedad a la que servirá. Las capacidades y la disposición de la primera gobernadora que tendrá Morelos han quedado claras desde la campaña. En su equipo no dudan en que deberá irse más allá de la recepción administrativa y la continuidad de las políticas públicas.
Se esperaría una transición notable, la recomposición de las relaciones interinstitucionales, tanto entre las públicas como con las privadas y en la manera de entablar los diálogos y acuerdos que el gobierno saliente se negó a llevar a cabo. Y todo eso deberá traducirse, a su vez, en una forma efectiva de comunicar a la sociedad los cambios. Desde el principio deberá notarse que el gobierno de Morelos, con González Saravia encabezándolo, dejará de ser uno de los peor evaluados en el país. Como Sheinbaum, llegará con un sólido respaldo popular, pero en lo interior, tiene el reto de que la 4T llegue efectivamente a la entidad y eso se viva, se note y se comente.
Y para iniciados:
Los fenómenos climáticos de la temporada harán que siga lloviendo. Y si bien puede ser criticable la falta de prevención de los gobiernos para hacer frente a las inundaciones, nosotros como ciudadanos podemos asumir una actitud responsable. No acumular ni tirar basura en lugares inapropiados, tomar precauciones en calles, avenidas y carreteras, así como ser prudentes al manejar y si puede hasta aprovechar el agua de las lluvias.
La información es PODER!!!