Una nueva crisis se desató ayer en el proceso electoral que está por llegar a su final, exactamente dentro de quince días. El llamado al voto útil en favor de Lucía Meza Guzmán, de tres candidatas de Movimiento Ciudadano (MC), a una diputación federal y dos diputaciones locales, merece ser analizado con seriedad y profundidad. En su justa dimensión, pues.
En forma sorpresiva, Aleida Navarrete Estrada, María Guadalupe Ortega y fundamentaron su decisión en la “congruencia de sus principios políticos” y su reconocimiento a Lucy Meza como “la mejor opción para atender las necesidades del estado de Morelos”, como lo expresan en el comunicado que repartieron, en donde también comentan que la candidata de la Coalición Dignidad y Seguridad por Morelos, Vamos Todos, es la única viable para “evitar seis años de continuidad del gobierno de Cuauhtémoc Blanco, que ha dejado a Morelos sumido en una profunda crisis económica y de seguridad”.
Afirmaron que no claudicarían, se mantendrían en sus candidaturas y reconocieron que su decisión podría generar críticas. Pero, generó mucho más que eso. Muy pronto, la dirigencia estatal que encabeza Julio César Solis, a la vez, actual diputado local plurinominal de MC, emitió un comunicado en el que adelantan que las postulaciones de las tres serán canceladas, al tiempo de acusar que el documento leído por las aspirantes naranjas fue producto de una estrategia de la coalición opositora, que demuestra falta de ética y desesperación, y aunque lamentables no los debilitan, pues en su partido no hay lugar para gente sin escrúpulos ni amor por Morelos.
En lo particular, el llamado de Aleida Navarrete a no desperdiciar el voto el próximo dos de junio, es un tácito reconocimiento de la imposibilidad de que su candidata, Jeesica Ortega de la Cruz, pueda ganar la contienda por la gubernatura. Lo llamaron “congruencia” -y quizá, en efecto, así lo interpreten ellas-, pero otros lo llamarán traición. Cada persona tendrá sus argumentos para calificarlo de una u otra forma.
Lo cierto, es que sí representa un golpe, tanto para la candidatura de Jeesica Ortega como para la de Margarita González Saravia, lo que resulta innegable. Sin embargo, la cuestión es qué tanto y en qué sentido afecta en realidad. Y si tendrá influencia y trascendencia o se quedará en un acto más de campaña, en la búsqueda de reflectores.
Mi perspectiva es que sí afecta a ambas y por las mismas razones, así como resulta de utilidad mediática para Lucy Meza, pero no de manera contundente y, mucho menos, definitiva. Enviaron un mensaje político que pretende tener efectos electorales, a favor de una y en contra de las otras dos. Sin embargo, el mensaje proviene de candidatas con casi nulas probabilidades de ganar la elección. No es difícil deducir que, matemáticamente hablando, iban rumbo a sus derrotas en las urnas.
Lo mismo para el partido naranja y su candidata. Lo que hagan o dejen de hacer, sí, tres distinguidas activistas sociales, pero cartas electorales muy rezagadas, con respecto a sus adversarias y adversarios, tendrá efectos, aunque en forma limitada.
La magnificación mediática de quien sea, sobre la decisión tomada por las próximamente excandidatas, podría convencer a algunos cuantos seguidores de ellas, pero difícilmente a quienes ya se definieron por Margarita González Saravia o Jeesica Ortega. Desde ayer y hasta el dos de junio las veremos ya en la portería de enfrente, pues no tendrán ningún otro refugio.
Y para iniciados:
Un caso muy diferente es el de Maricela Sánchez Cortés y Alejandro Murat Hinojosa, ellos sí acompañados de un nutrido número de líderes sociales, se sumaron a la candidatura de Margarita González Saravia. La aportación de los liderazgos y la estructura que Sánchez Cortés ha construido y conservado al paso de los años sí puede tener efectos significativos, así como traducirse en un fiel de la balanza. Nada más, como botón de muestra, imagine usted a los cientos de comadres de Maricela, así es, realmente sus comadres, haciendo campaña en la recta final a favor de González Saravia.
La información es PODER!!!