Se generaron muchas expectativas en torno al debate de las candidatas y el candidato presidencial, de ayer por la noche, con todo y que, como hemos visto en 30 años de debates en México, los formatos en realidad nunca han permitido debates reales y directos, como sucede en las democracias consolidadas.
Aunque hay formas diferentes de organización de los debates, sobre tiempos y moderación, en suma, se trata de una discusión formal sobre posturas distintas al respecto de un tema predeterminado. Y lo que vimos ayer, una vez más, fueron muy breves exposiciones sobre siete temas, algunos señalamientos y críticas, todavía más cortas.
Sin haber concluido el debate que, por primera ocasión, se llevó a cabo en la sede central del Instituto Nacional Electoral (INE), las redes sociales ya se inundaban y generaban tendencias con hashtags a favor y en contra de unos y otros. Y, pocos minutos después de darse por finalizado, aspirantes a la silla presidencial, sus partidos y sus seguidores ya se daban y daban, respectivamente, por triunfador a su preferida o preferido.
Lo lamentable no es que expresen sus preferencias, simpatías o antipatías, incluso con dureza y vehemencia, sino que en el debate la atención se haya centrado más en los calificativos que en las propuestas de fondo y los modelos de nación que será lo más relevante en juego el próximo 2 de junio. El “no Máynez Jorge”, la “dama de hielo” para Sheinbaum y si Gálvez es “prianista” o no, en realidad debería ser lo menos relevante, pero tópicos como esos son los que llaman más la atención.
El posdebate es lo más trascendente. La conversación que se genera entre los posibles electores, los análisis de los especialistas en los diferentes temas y la rentabilidad que se genere en las preferencias electorales son las variables que deberíamos considerar. Y parece que en eso no habrá mucha tela de dónde cortar.
La institucionalidad de Claudia Sheinbaum la limitó a repetir las posturas de López Obrador y defender sus logros al frente del gobierno de la Ciudad de México, así como evadir los cuestionamientos de sus adversarios. Sin embargo, al tener claro que las encuestas revelan sus amplias posibilidades de ganar, como que prefirió, digamos, nadar de muertito
Xóchitl Gálvez tuvo la oportunidad, acotada por el formato, pero la tuvo, para destacarse y si bien no hizo una mala participación, tampoco superó en forma evidente a los otros dos participantes. Lo hizo bien y dejará contentos a sus seguidores, ganará algunas preferencias más, pero no encendió los ánimos de quienes todavía no definen su voto.
Jorge Álvarez Máynez, quien insiste en que lo llamen “Máynez”, por más que intentó llamar la atención, tampoco logró una participación tal que pudiera mover las piezas del ajedrez electoral. Si le da uno o dos puntos más a su favor, ya sería ganancia. Aunque no deja de ser importante que haya una tercera voz, no pudo posicionarse por encima de sus adversarias en ninguno de los temas.
En el posdebate, las cosas siguen igual. Y eso lo podremos confirmar en las próximas encuestas.
Y para iniciados:
Hoy, la Secretaría de Protección y Auxilio Ciudadano de Cuernavaca tendrá que dar una explicación oficial sobre la balacera de ayer en la noche en San Antón y La Carolina, por ahí de ¡apenas las ocho de la noche! Centenas de familias y decenas de transeúntes vivieron momentos de miedo, angustia y corrieron riesgo. Los habitantes de la zona consideran que ya el clima de inseguridad rebasa con mucho lo que han vivido por décadas.
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