Coinciden el día de hoy: la visita de Claudia Sheinbaum a Jojutla, donde encabezará su primer acto de campaña presidencial en Morelos, teniendo como candidato anfitrión a Juan Ángel Flores Bustamante, quien va por la diputación federal del cuarto distrito, y el registro de Alejandra Flores Espinoza como candidata a la presidencia municipal de Cuernavaca, con la colaboración que hoy toca sea dedicada al último de los partidos, con registro nacional vigente, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
En octubre de 2011, Andrés Manuel López Obrador constituyó formalmente al Movimiento como una asociación civil. Buscó por segunda ocasión ser postulado a la presidencia de México en las elecciones del 2012, por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el Partido del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC), en una coalición que se denominó “Movimiento Progresista”.
Luego de su derrota contra Enrique Peña Nieto, en la cual ya no pudo alegar fraude, pues la diferencia fue de alrededor de 7 puntos y cuatro millones de votos, López Obrador convocó al primer “Congreso Nacional de Morena” en noviembre de 2012, a partir del cual comenzó el proceso para constituirse como partido político nacional, registro que fue aprobado por el Instituto Nacional Electoral (INE), el 9 de julio de 2014.
En muy poco tiempo, Morena se convirtió en la primera fuerza política nacional, teniendo como indiscutible líder y guía moral, real, a Andrés Manuel, por encima de quienes han fungido como presidentes de su Comité Ejecutivo Nacional. De haber obtenido cerca del 8% de la votación en las elecciones del 2015, ganando 14 distritos federales y 21 diputaciones plurinominales, en el 2018 arrasó en las urnas con más del 50% de la votación efectiva a su favor y, junto con sus aliados (el PT y el Verde) la mayoría calificada -dos terceras partes de los miembros del Congreso de la Unión.
En el 2021 ya no pudo conservar la mayoría calificada, necesaria para llevar adelante reformas constitucionales, pero sí la mayoría absoluta, con la que ha aprobado reformas a leyes secundarias, en muchas ocasiones impugnadas por ser consideradas inconstitucionales.
Morena, aunque se define estatutariamente como un partido de izquierda, que basa su ideología en lo que ha llamado López Obrador el “humanismo mexicano”, en los hechos es considerado, desde la perspectiva de la Ciencia Política, como un partido “atrápalotodo” o “cáchalotodo”, es decir, pragmático, sin abandonar su principal premisa de posicionamiento, bajo el lema de “primero los pobres”.
El presidente ya no estará en la boleta el próximo 2 de junio. Sin embargo, sí está en las elecciones. Continuamente aborda, en sus mañaneras, temas que la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez, trata en su campaña. Insiste en la continuidad de su proyecto transformador e incluso ha dictado ya a su candidata una agenda de objetivos a desarrollar en el siguiente sexenio.
Para el caso de Morelos, los miembros fundadores de Morena han sido desplazados y marginados, con excepción de algunos cuantos, como es el caso de la candidata al gobierno estatal, Margarita González Saravia, quien ha acompañado la lucha de López Obrador desde hace 30 años.
El presidente quiso entregar el control del partido a los hermanos Cuauhtémoc y Ulises, quienes, lejos de lograr unidad y cohesión, provocaron rupturas y enconos. Ambos representan una carga de negativos con los que el partido, sus candidatas y candidatos, tendrán que cargar.
Candidaturas como la de Margarita, Juan Ángel, Ale Flores, y otras más, pueden venir a oxigenar a un partido político que va a jugarse el todo por el todo, el próximo 2 de junio, pero que no la tiene nada fácil, pues el electorado está muy decepcionado por la pésima gestión de gobierno de los últimos cinco años.
Y para iniciados:
El próximo viernes termina el plazo para el registro de candidaturas locales. Hay quienes ya van a amarrados, pero, otros que no deberían confiarse. Los partidos políticos todavía podrán hacer sustituciones. Ya veremos también qué resulta de los medios de impugnación que sean presentados por quienes no obtengan las candidaturas que ambicionaban y presenten, por ejemplo, juicios de protección a sus derechos político-electorales.
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