Conservar la unidad al interior de Morena y con sus partidos aliados es fundamental para lograr su objetivo de obtener amplias mayorías legislativas en las elecciones del 2024. El presidente de la República y Claudia Sheinbaum lo tienen muy claro, pero no las tradicionales tribus, grupos ni corrientes de izquierda y, menos, los neomorenistas, que ni siquiera profesan las ideologías igualitarias.
El adelanto de Mario Delgado, presidente nacional de Morena acerca del procedimiento por el cual serán designadas las candidaturas por el principio de “representación proporcional”, es decir, los plurinominales al Senado, la Cámara de Diputados y las legislaturas locales sorprendió a muchos. No se la esperaban. Será por tómbola, por sorteo pues, y no por acuerdos ni cuotas de poder.
El anticipo sobre este método no es de ninguna manera una casualidad. Delgado Carrillo lo hizo público al día siguiente de haberse emitido las convocatorias para la designación candidatas y candidatos a las gubernaturas, pues muchos de los aspirantes pensaban que, con inscribirse y participar, aun perdiendo la nominación, podrían garantizarse un espacio, un premio de consolación, eso sí, premio de lujo, de privilegio.
En términos técnicos y estadísticos, Morena apuesta por los triunfos de mayoría relativa, de voto directo a sus postulaciones. Si ganan esa apuesta, serían pocos los espacios plurinominales a repartir entre morenistas y mayormente quedarían en manos de la oposición. Eso nos lo demuestra la historia electoral. En todas las ocasiones en que, con victorias avasallantes en las urnas, el entonces poderoso PRI se quedaba sin un solo plurinominal en las legislaturas locales. Y en Morena creen que eso puede volver a suceder si se cumplen dos condiciones: una, que no haya rupturas y, dos, que se mantengan los niveles de preferencia a su favor hasta el día de la jornada electoral.
Como jugada de ajedrez político, téngala, tómbola, Delgado -claro, por instrucciones de Andrés Manuel y el visto bueno de Claudia, se adelantó tres movimientos a quienes pretendían negociar su derrota en las encuestas, por un lado, y dio la imagen de un partido que va por la igualdad de oportunidades a la militancia en general, por otro. La cúpula, bajo las expectativas actuales, no tiene que preocuparse por su acomodo pasadas las elecciones, pues tendrían suficientes lugares para repartir. Los preocupados son los que no saben qué pasará con ellos, porque saben bien que no son consentidos del sistema, aunque se esmeren aparentando, con la publicación de fotos al lado de Sheinbaum.
La disputa por las plurinominales en Morena ya está resuelta. Un riesgo menos hacia el 2024
Y para iniciados:
En política, ningún aspirante a un cargo de elección popular se baja por decisión propia y menos en un partido que como Morena lleva las de ganar. Las razones de Cuauhtémoc Blanco Bravo para ya no buscar la candidatura en la Ciudad de México son varias, pero ninguna de ellas tiene que ver con que ya no quiera. Por ahí dicen que habló con el presidente. Eso es falso. Habló con Mario Delgado, quien de manera muy concreta le expuso una serie de razones por las cuales lo que más le convendría sería declinar en su aspiración y esperar a reunirse con Claudia para recibir instrucciones. Todavía antes de las elecciones de 2021, Blanco Bravo albergaba esperanzas de ser candidato a la presidencia de la República, ya fuera en alianza entre el PES y Morena o solamente por el PES. Hace una semana se mostraba muy firme en su decisión de buscar la Ciudad de México y despreciaba una candidatura de menor rango. Como ya no habrá designaciones directas para senadurías o diputaciones plurinominales, la semana que viene quizá tenga que anunciar que se queda hasta el final de su mandato, conservando su fuero e intentando operar las elecciones locales o que igual y hasta pudiera irse al relevo en la CONADE. Su futuro político es incierto. Pero eso sí, ya quedó claro que no forma parte de los consentidos del régimen ni de la cúpula donde se toman las decisiones más importantes.
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