La ruta, en lo general, ya quedó definida para la designación de quiénes serán candidatas y candidatos a los gobiernos estatales el próximo año. Abren un abanico de posibilidades, pero cuentan con candados y restricciones que mantienen el control cupular en las nominaciones. Los detalles dejan ver que no será el pueblo sino las cúpulas partidarias quienes elijan a los representantes de la autodenominada cuarta transformación.
De entrada, si las prohibiciones a los aspirantes pudieran hacerse valer y de verdad fueran tomadas jurídica, financiera y políticamente en cuenta la mayoría de los aspirantes hoy mismo ya tendrían serios problemas, pues podrían ser acusados de violar las disposiciones de la Base Sexta, misma que impide la utilización “de campañas dispendiosas y anuncios espectaculares; uso de recursos públicos de cualquier naturaleza; intervención de servidores públicos en favor o en contra de participantes; la utilización de programas sociales, condicionamientos o coacción en favor o en contra de participantes.”
Eso, todo eso, lo hemos visto como nunca en los últimos meses. Ah, pero ya veremos cómo los aspirantes tratarán de deslindarse aprovechando el siguiente párrafo, que dice: “Quienes hayan visto publicidad de su persona en cualquier forma deberán deslindarse pública, política, financiera y jurídicamente, de cualquier tipo de campaña dispendiosa (espectaculares, pinta de bardas, lonas, etc.).” Sin embargo, sería muy inocente, por decir lo menos, el creer a los aspirantes que ellos no tienen nada que ver con esas campañas.
Si los morenistas fueran honestos de verdad, la mayoría de sus aspirantes ya estarían descalificados. Aunque las posibilidades de que los registros de los aspirantes sean cancelados son amplias, difícilmente veremos que eso suceda con los consentidos de la cúpula, pero bien que podría sucederle a los demás. Como si se tratara de los partidos comunistas, digamos el de Cuba o el de China, los órganos de dirección del partido hagan lo que hagan quedan a salvo de ser denunciados públicamente por los aspirantes que se inconformen. El castigo al disenso es la cancelación del registro, y listo.
Y si quieren más verticalismo, ahí les va. En realidad, la convocatoria apunta hacia la búsqueda de candidaturas de unidad, decididas desde arriba, pues la decisión de aprobar los registros recae en la valoración que haga la Comisión Nacional de Elecciones. Ya en una segunda etapa también tendrá la facultad de decidir quiénes pasan a una segunda valoración, pudiendo convocar a una primera encuesta de reconocimiento y posteriormente a la encuesta final, en la que máximo 6 personas, tres hombres y tres mujeres, serían incluidos para participar.
Aun con todo y cuales sean los resultados de la encuesta, la cúpula del partido tendrá la facultad de decidir quién encabezará la candidatura a gobernador, disfrazada de Coordinador de la Transformación para no violar las leyes electorales, pero sí dejando obsoletas las normas sobre los procesos internos y las precampañas para seleccionar candidatos. Ya no serían necesarias, pero seguro que las van a aprovechar.
Y para iniciados:
Todo está puesto y dispuesto. Toda la parafernalia para decir al pueblo que elegirá a sus representantes, cuando en verdad, está diseñado para que sea la cúpula quien tome las decisiones. ¿Y qué cree usted? Que ahí acaba todo. Pues no, esas convocatorias dan todavía mayor posibilidad al dueño del poder, al presidente, de influir, de dictar, a través del canal directo que sostiene con la poseedora del bastón de mando. De principio a fin, no se hagan bolas, pues, las decisiones finales las tomará Andrés Manuel López Obrador.
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