La intención de Cuauhtémoc Blanco Bravo, todavía gobernador de Morelos, de participar en el proceso interno de Morena para la designación de la candidatura a jefe de gobierno de la Ciudad de México parece firme.
Es muy probable que la convocatoria del partido del presidente, Andrés Manuel López Obrador, exija la separación de sus cargos públicos a quienes aspiren a ser coordinadoras o coordinadores estatales de los comités de defensa de la cuarta transformación y, con ello, sean postuladas o postulados a las gubernaturas que estarán en juego el próximo año.
Por lo tanto, el ex ídolo del fútbol mexicano tendría que presentar su solicitud de licencia en los siguientes días, como lo ha manifestado en sus más recientes declaraciones que, por cierto, ahora no fueron de confrontación directa contra sus posibles adversarios, pero sí de una especie de ánimo de competencia deportiva. Incluso, asemejó las gestas políticas con las futbolísticas, dispuesto a esperar que gane el mejor.
Lo que en 2015 comenzó como una apuesta de los hermanos Yáñez para conservar el registro de su hoy finiquitado y fracasado partido político local, el Social Demócrata (PSD), mal entendida por muchos, en son de broma, porque hasta tuvieron que falsificar documentación para registrarlo como candidato, hoy se vuelve a presentar así, pero para la Ciudad de México, donde no tendría Cuauhtémoc dificultades legales, puesto que nació allá.
En aquella ocasión hicimos una encuesta que fue publicada en muchos de los medios de comunicación locales, cuyos resultados fueron muy apegados a lo que resultó en las urnas. Sus principales rivales, tanto Maricela Velázquez Sánchez como Jorge Messeguer Guillén, desestimaron lo que desde febrero de ese año advertimos con nuestro estudio estadístico. Terminaron perdiendo en las urnas y en tribunales. Todo por no hacer caso a tiempo ni a nuestros números ni a las sugerencias que otros también hicieron sobre lo jurídico electoral.
Cuauhtémoc Blanco y quienes lo asesoran están esperanzados a que se repita en la Ciudad de México un fenómeno similar al de 2015 y 2018, cuando ganó las elecciones para presidente municipal y gobernador, respectivamente, tanto en la encuesta para seleccionar al candidato como en la justa constitucional.
Lo que han perdido de vista o, si lo tienen en cuenta, no han dimensionado a cabalidad, es que ahora vivirán en carne propia lo que significa tener como adversario a una persona que viene con todo el apoyo de la nueva dirigente, la que tiene el bastón de mando y la línea directa con el presidente de la República. Impulsado por Claudia Sheinbaum Pardo, Omar García Harfuch tendrá a su favor la operación política de Morena en la capital de la República y de buena parte, si no de todos, de la mayoría de los funcionarios capitalinos.
De cualquier forma, aun cuando fuera derrotado en la Ciudad de México por un morelense de nacimiento, como lo es Harfuch, podría obtener un premio de consolación. Fuero por algunos años, siempre que la contienda no derive en persecución judicial en su contra. Riesgo que corre desde el mismo momento en que ya no sea titular del Ejecutivo morelense, pero que puede ser sobrellevado mientras no caiga de la gracia del presidente, quien ya ha salido a defenderlo y protegerlo en múltiples ocasiones.
Y para iniciados:
Inaudito. Un caso que tiene pinta de operación de Estado y contubernio. Una cuarta orden de aprehensión, ahora solicitada por la Fiscalía General de la República, fue ejecutada en contra de Uriel Carmona Gándara, fiscal general de justicia de Morelos, pocas horas después de haberse reconocido su fuero constitucional, por tercera vez, en esta complicada trama que huele más a persecución política que a impartición de justicia. Resulta que mientras el ya famoso “diablo”, presunto responsable del asesinato de tres jóvenes, está libre, el fiscal en una cárcel de máxima seguridad, acusado de tortura y con el riesgo de ser trasladado a Atlacholoaya, centro penitenciario de la peor calidad que usted se pueda imaginar, en cuyo interior se han cometido crímenes abominables. El mundo al revés. Las preguntas resultan obvias: ¿Acaso no deberían investigar quién ayudó al “Diablo” para estar en libertad?, ¿Cuáles son sus relaciones con el crimen organizado y esclarecer las atrocidades que se le imputan?
La información es PODER!!!