Sábado por la noche, más o menos 8 u 8.30 se empieza a publicar en las redes sociales que habían asesinado a un hombre en la colonia Cantarranas de Cuernavaca, ciudad vigilada por Alicia Vázquez Luna.
Se comienza a conocer detalles, aunque no muchos, si varios como para hacer nota: el hombre acudió a un cajero de la Bancomer y un sujeto ya lo esperaba.
El joven, que después se supo que era joven, al tratar de abordar su auto, el sujeto que estaba cerca, se le acercó y le disparó, muriendo el joven casi inmediatamente. El agresor se dio a la fuga muy tranquilamente.
El mismo día: sábado por la tarde noche: sujetos desconocidos levantan a un hombre en la colonia Antonio Barona, por allá por el “Paraíso” y se lo llevan con rumbo desconocido.
La noticia corre como reguero de pólvora a través de las redes sociales y toda la noche había inquietudes no solo de los familiares del mismo, sino de la misma colonia para conocer el paradero del hombre levantado.
El otro día, es decir hoy domingo, igualmente se corre la noticia de que el hombre levantado aparece, pero muerto, los sicarios lo asesinaron y abandonaron el cadáver.
Aunque este es territorio de José Luis Uriostegui y de Alicia Vázquez luna, los asesinatos siguen y son imparables, por lo que exigirle al alcalde que ponga un freno, es pedirle peras al olmo, cuando todo mundo sabe que el olmo no da peras.
La ciudadanía sigue a merced del hampa, a merced de los sicarios, a merced de los asesinos y ningún nivel de gobierno los puede frenar.
¡Pobre pueblo de Cuernavaca!