¡Cuidado! El INE es un aparato eléctrico desvencijado que hace corto circuitos y da toques por todos lados. Concuerdo, no hay que tocarlo, a menos que sea con guantes de protección aislantes. Pero eso no significa que haya que mantenerlo descompuesto sino que es urgente su reparación. Hay toda una campaña para dejarlo como está, así de parcial y oneroso; ha de ser que lo emplean en las ferias para ver quién aguanta más las descargas, pago de cuota mediante. Lo que me queda claro es que para organizar elecciones limpias y transparentes ya no sirve; es una plancha que o quema las prendas o las deja muy arrugadas.
No es explicable que haya quienes se rasguen las vestiduras y marchen en su defensa. La única respuesta que encuentro es que así, todo destartalado, les es funcional y conveniente. Obviamente a los actores del fraude electoral del 2006, o a los compradores de votos (que también es fraude) en 2012, o los que no les alcanzó para repetirlo en 2018. Sólo a ellos puede convenir su inalterabilidad y, claro, a quienes medran administrándolo con altos sueldos y prebendas, el aparato suntuario.
Fue un enorme avance cuando en los años 90 del siglo pasado lograron arrebatarlo de las manos del gobierno y soñaron con su ciudadanización. Frustración se llamó la obra. El nombramiento de sus Consejeros quedó en manos de la Cámara de Diputados, o sea en manos de los partidos, pero no de los ciudadanos. En la Cámara se repartían los nombramientos por cuotas a los partidos, supuestamente para así lograr la imparcialidad. Pues no, la suma de parcialidades no generó imparcialidad, especialmente en tratándose de los llamados outsiders, o sea los que jugaban por fuera del sistema, como sistemáticamente (valga la redundancia) sucedió con
AMLO y sigue sucediendo con MORENA, el INE se ha mostrado groseramente parcial contra este partido mediante la intromisión nociva en sus asuntos internos, la cancelación de candidaturas por “quítame estas pajas” o la cancelación de triunfos por iguales motivos. Las candidaturas a gobernador en Guerrero y Michoacán son ejemplos inobjetables. Eso se tiene que tocar y a fondo, pero no para hacer lo mismo a la inversa sino que la autoridad electoral sea verdaderamente imparcial y sin carga partidista.
La verdadera ciudadanización del INE se logrará cuando sean los ciudadanos con su voto los que elijan a los consejeros, aunque implique un esfuerzo descomunal, pero así lo obliga la democracia.
Por otra parte, la elección de los diputados por lista de partidos en vez de la elección uninominal, ofrece la satisfacción de una demanda largamente anhelada: que la Cámara de Diputados esté conformada por la representación de las diferentes formas de pensar de la población y en la medida de su real peso político, no como concesión de plurinominales sino como votación alcanzada por cada expresión política. Así el mosaico de la pluralidad quedará cabalmente reflejada en la composición cameral.
Aunque para mi manera de entender las cosas es de importancia menor, la reducción racional del costo de la democracia significa eliminar gastos superfluos que tendrían mejor aplicación en el apoyo a los proyectos de bienestar y de desarrollo de la administración pública. No puede haber derroches como los del actual sistema electoral, mientras haya tanta desigualdad en el país.
La modernización del sistema mediante el voto electrónico, donde sea factible, y la inclusión efectiva del voto en el extranjero, son también aportes de una reforma que no aspira a beneficiar a sus promotores como canonjía partidista,
sino a una real recomposición del sistema electoral actual, por todos lados pernicioso.
Con guantes de electricista, pero al INE se le tiene que tocar muy a fondo.
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