Perspectiva Electoral
Por Marcos Pineda

Lento, pero continúa el proceso de vacunación del personal de salud y de los adultos mayores en México. Las quejas entre el personal médico, de enfermería y de apoyo son muchas y diferentes. Que, si no han llegado las segundas dosis, que no han sido suficientes las vacunas que se han destinado, que sí ha habido personal que no debiera haber sido vacunada en esa primera etapa y demás. Las quejas entre los adultos mayores, pues más o menos son las mismas. Sin embargo, a esas se les sumó las tomas de fotografías de las credenciales de elector, de los vacunados y, lo más grave, la promoción electoral que están haciendo los llamados servidores de la nación, en desvergonzada calidad de promotores del voto para Morena, con chalecos e incluso con propaganda.
La evidencia que ha circulado en redes sociales fue tan contundente que a pesar de que el presidente de la República negó en “la mañanera” que se estuviera haciendo un uso electoral, indebido e inmoral, del proceso de vacunación, resultó imposible de ocultar. Dijo que no son iguales y que los acusen de esa manera sí calienta. Descalificó las denuncias, que de manera muy valiente hicieron las personas de la tercera edad, a través de los medios de comunicación. Pero terminaron, ya no él directamente, sino las autoridades responsables de ejecutar la estrategia de vacunación y el INE, por señalar públicamente que no están obligados a dejarse fotografiar ni a entregar copia de su credencial de elector. Y deberían agregar que tampoco están obligados a comprometerse a votar ni por Morena, ni por nadie.
De sobra está decir que la condena a la manera de proceder en la estrategia de vacunación evidencia el uso electoral que el régimen de AMLO lleva a cabo. Claro que los defensores a ciegas de la 4T y del presidente lo niegan y lo seguirán negando, aunque tengan la evidencia ahí, frente a sus ojos, pues como lo pidió el presidente, el apoyo que dan es a ciegas. Que apoyen los siervos de la nación en el registro y programación vía telefónica para vacunar, podría ser justificable, pero que estén presentes cuatro tipas o tipos con sus chalecos morados, sus emblemas o su propaganda de Morena, es francamente inaceptable, detestable.
Todo ello, en medio de un escenario en el que México se encuentra en el tercer lugar mundial de fallecimientos totales por la pandemia, con muchos más muertos por cantidad de población, que la India, por ejemplo, que tiene 10 veces más población que nuestro país, con los primeros lugares mundiales de contagios y muertes diarias, con un evidente rezago en el porcentaje total de personas vacunadas, ya que hasta ayer no llegábamos si quiera al 1.4%, mientras otros países ya se acercan al 30 por cada cien habitantes. Una estrategia que se basa en incrementar el número de camas de hospital y enviar a los enfermos a recuperarse en su casa, para que los indicadores estadísticos puedan ser presentados, tratando de aparentar que el gobierno no ha perdido el control.
Tenemos meses escuchando al ya muy desprestigiado Gatell, a Alomía, y a todo su séquito, decir que los contagios van a la baja en la mayor parte del país, mientras las muertes siguen, crecen, y siguen y siguen. Tal vez, a quien no haya perdido un ser querido todavía por culpa de la COVID y de la ineficacia de nuestro sistema de salud, le cueste mucho trabajo entender la grave crisis sanitaria por la que estamos pasando. Pero quienes ya padecieron la desgracia de perder un pariente o un amigo, que ya vivieron el suplicio de conseguir atención médica, una cama de hospital, medicamentos, oxígeno y, finalmente, servicios funerarios, han tenido que entender de una manera trágica, muy dolorosa y angustiante, que no se le desea a nadie.
Frente a estas realidades, el uso electoral de la vacuna es una verdadera e imperdonable desfachatez.
Era de esperarse que los funcionarios públicos como Andrés Manuel y López Gatell en algún momento resultaran contagiados y, por supuesto que nos preocupa su salud, como la de todo ser humano, pero me preocupa más la de las personas que pudieran haber estado contagiando y que no tendrán el mismo acceso que ellos a tratamientos, médicos y atención, en caso de que lo requirieran.
Y para iniciados…
Nos enteramos este fin de semana del lamentable deceso de Radamés Salazar Solorio, senador de la República, precisamente por COVID-19. Con mi más sentido pésame para sus deudos, para su señora madre y su hermano Rabindranath, quiero reiterar el llamado a toda la población de que nadie está a salvo, cualquiera de nosotros puede ser la siguiente víctima del virus, así que debemos ser responsables y cuidarnos a nosotros mismos, para así cuidar a todos los demás.
Excelente inicio de semana.
La información es PODER!!!

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