Perspectiva Electoral
Por Marcos Pineda

Tanto a nivel nacional como en los ámbitos de las elecciones estatales hemos venido escuchando de los partidos políticos, particularmente de los de reciente creación, que para las elecciones de este año habrían de dar oportunidad a nuevos rostros, a mujeres y jóvenes, que pudieran renovar y oxigenar la ya muy deteriorada y vilipendiada vida pública.
Recobrar la credibilidad, no en los procesos electorales, sino en los personajes que participan en ellos, sin duda pasa por llevar candidatas y candidatos con buena fama pública o al menos sin escándalos que los hayan marcado de por vida.
Quienes ya llevan el sello, el señalamiento público, de la corrupción, el nepotismo, la misoginia, la traición, el enriquecimiento ilegal, la tranza o cualesquiera otro, podrían ganar las elecciones, es cierto, pero sólo si van por un partido que, por ejemplo, como Morena, les garantice que ya por ese hecho, por contar con la popularidad y el diario activismo político del presidente de la República, la aceitada maquinaria electoral de los siervos de la nación, y los votos que la marca del partido les daría.
Esos mismos personajes, fuera de Morena no son nada. Se desplomarían electoralmente. Es el mismo caso que ocurría en su momento con el PRI, partido a través del cual llegaron a ocupar muchos y muy diversos tipos de caciques, oportunistas y arribistas, cargos de representación popular. Y ganaban las elecciones porque el sistema así funcionaba, al través de un partido hegemónico que los cobijaba para obtener esos votos, y no porque ellos representaran los intereses del pueblo y menos todavía porque fueran gente honrada y decente.
Podría ganar, bajo las siglas de Morena, el saltimbanqui, casi el bandido que usted me diga. Por eso esas candidaturas son tan disputadas como, en su momento, lo fueron las candidaturas del PRI. Pero que ganaran no significaría que la vida pública se oxigene. Al contrario, el ciudadano crítico pensaría algo así como: miren, no que mucha transformación, que mucho cambio, que mucha moral, si el ladrón, el bandido, el déspota, el mentiroso, el traidor ése, ya volvió a tener otro cargo.
Los rostros nuevos pueden ser la apuesta y no dudo que los partidos nuevos piensen en serio en incluirlos en sus baterías de candidatos. Sin embargo, nuestro sistema no está diseñado para dotar a los candidatos de condiciones realmente equitativas de competencia. El partido hegemónico en ciernes, Morena, como antes lo fue el PRI, es el que puede darle la oportunidad para ganar a quienes llegan a las contiendas con escasos o nulos recursos económicos. Y ya sabemos la historia, de esos cargos suelen salir enriquecidos y maleados.
No será fácil a los partidos nuevos, ni encontrar nuevos rostros que puedan ser buenas candidatas o candidatos, ni deshacerse de los políticos de siempre o de los que en las últimas dos décadas se incrustaron en el poder. Los primeros podrán contar con un buen nombre, pero necesitarían de un respaldo económico que los partidos o no les pueden o no les quieren dar, pero definitivamente un respaldo que tienen que encontrar en otros lados.
La romántica idea de hacer las campañas políticas con el corazón y la buena voluntad de los simpatizantes del candidato, del partido y del proyecto político suena muy bien. Sin embargo, en la práctica, resulta muy difícil que funcione frente a candidatos que traen recursos públicos, una maquinaria electoral que trabaja por sí sola y les arrimará cuantiosos votos clientelares, y políticos nefastos que están dispuestos a lo que sea con tal de seguir pegados al erario y a las oportunidades de negocios al amparo del poder.
Y para iniciados…
Ahí tienen ustedes el caso de Félix Salgado Macedonio en Guerrero, incontables candidatos de Morena para cientos de alcaldías y diputaciones, los graquistas en Morelos que ahora buscan candidatearse en partidos nuevos, los expriistas que ya se dieron cuenta que Morena es el nuevo PRI y están migrando, quizá a destiempo, pero ya decidieron tocar sus puertas y los que ya nadie quiere, pero que tienen recursos para pagar estructuras territoriales, operadores y gastos de campaña. Ojalá que los partidos nuevos nos presenten pronto buenas cartas, buenas propuestas de mujeres y hombres que den vida y oxigenación a estas elecciones.
Excelente mitad de semana.
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