Francisco Hurtado Delgado
Regularmente muchas de las autoridades electas, cuando ejercen el cargo salen a relucir muchas ilegalidades cometidas durante la campaña que hicieron para poder lograr su triunfo. Pero con la impunidad que gozan, después de haber concluida la cadena impugnativa, ya no es posible revertir el triunfo, toda vez que, fue emitida la última sentencia y es entregada la constancia de ganador. Entonces cabe preguntarse ¿Quedará impune la ilegalidad dada a conocer cuando ya es autoridad en funciones?
Con base al Semanario Judicial de la Federación, un hecho o prueba superveniente es “aquella que ocurre con posterioridad a la fecha en que se formula la demanda o la contestación en la etapa procesal correspondiente, más no aquel que ya había acaecido, aunque era ignorado por la parte que se cree beneficiada por el mismo.”
En materia electoral, suele ser una constante en muchos actores de que una vez que ya gobiernan, salen de las cañerías todas las violaciones cometidas a la ley que infringieron con tal de llegar al poder. Presidentes de la república, Gobernadores, Presidentes municipales y legisladores, con posterioridad a la unción del cargo se conocen todas sus chapucerías, pero como ya fueron agotadas todas las instancias de administración de justicia, quedan impunes y gobiernan de todas maneras.
Deben modificarse en su momento las leyes en la materia, para poder sancionar e incluso hasta con cárcel a todas las personas que utilizaron trampas para ser gobernantes, sin que el fuero sea un inconveniente para juzgarlo al momento que son encontradas las irregularidades y que son evidentes a todas luces. Además no debe ser una sanción económica, en virtud que lo ven como negocio, llegar al poder y pagar la sanción mínima ante el gran poder económico del erario que tienen a su disposición y sobre todo que las circunstancias son diversas ya en ese momento.
He insistido, que mientras la corrupción no sea erradicada, la impunidad seguirá creciendo, en el caso particular que se analiza, la democracia se verá prostituida, aunque suene fuerte, pero tenemos que decirles a las cosas por su nombre. Tenemos que alzar la voz y exigir ser cero tolerantes a este mal y cáncer que cada vez crece más y más, dañando a nuestra vida democrática, pero, sobre todo, a la sociedad.