Por Jorge Meade Ocaranza
La lucha de poder por gobernar el municipio de Cuernavaca fue la coyuntura de la modificación del escenario político de Morelos.
Fue en el año de 1997, que el triunfo de Sergio Estrada, por 400 votos sobre Ana Laura Ortega, dio inicio a una época de alternancia. En esa etapa, pasaron el impuesto predial y otros ingresos del gobierno estatal al municipal.
El arribo de Sergio Estrada en el año 2000 a la gubernatura, después de una crisis política derivada por la inseguridad y los desencuentros del gobernador Carrillo Olea con el presidente de México, culmina en su solicitud de licencia al cargo de gobernador. Esto, correspondiendo a Jorge Morales Barud (uno de los gobernadores más jóvenes).
Luego terminó el periodo de Gobierno de 1998 al 2000 y su convocatoria a la reconciliación a los morelenses, por lo que su estilo personal armonizó y después de un corto periodo, Jorge Arturo García (interino), hace la transición de gobierno. Iniciando la etapa de 12 años que se mantuvo al frente de la gubernatura, el PAN dio fin al entregar Marco Adame a Graco Ramírez la administración.
Las pugnas internas dentro de los partidos políticos y el hartazgo ciudadano, abrieron el espacio al oportunismo político; es decir, que así sin vivir en Morelos, contratado sin ningún recato o vergüenza pública, en el año 2015 un partido local postula a Cuauhtémoc Blanco para presidente municipal con una residencia y documentación inventada, argucias legales y soborno a autoridades electorales, le permitieron registrarse; sin arraigo y desconocimiento del municipio, gana la presidencia municipal con aproximadamente 40 mil votos con poca diferencia a Maricela Velázquez, seguido por Jorge Meseguer.
El enfrentamiento entre el PRI-PRD y PAN y su votación dividida, permitieron que con una primera minoría llegara Cuauhtémoc Blanco a la presidencia municipal y ahí inicia la mayor época de corrupción que se conozca en Morelos.
Caía bien el Temo; “no va a robar, denle chance”, decía la ciudadanía, y él por su parte señalaba la corrupción y que no era político.
Luego, toma como estandarte al gobernador Graco Ramírez para ganar simpatías, -incluso se quejó todo su periodo de no dejarlo trabajar- y vimos las escenas más dramáticas, de novela para victimizarse. Hasta su huelga de hambre tirado fuera de la Catedral, fue conmovedora sin duda.
En su paso por el Ayuntamiento no hizo nada relevante: aumentó sueldos e inició el éxodo de sus amigos venidos de la CDMX; no había obra o contrato sin moche, el hombre fuerte era su manejador, socio y cómplice: el español Juan Manuel Sanz. Luego, en su administración se acumularon rezagos; la obra pública fue principalmente con recursos federales, estatales y quizá su obra más sobresaliente fue el pavimentar 4 veces la avenida Álvaro Obregón, atrás del Jardín Borda, posteriormente se dijo que le habían donado el material que él facturó.
Llegó el 2018 y el desgaste de la administración de Graco Ramírez y principalmente la confrontación con el Secretario de Gobernación, que usaba y protegía a Cuauhtémoc Blanco, permitieron que se pasara por alto los malos manejos en el municipio.
Hugo Eric Flores, uno de los fundadores del PES, quien pasó de pastor a político, fue inhabilitado por malos manejos; ya desligado de los gobiernos del PAN, quien lo sostenía, se puso al servicio del Secretario de Gobernación y otros actores priistas del escenario nacional.
Luego, Hugo Eric encontró en Cuauhtémoc Blanco la oportunidad de usarlo y que lo usara; se juntó la ambición de ambos y uno necesitaba un partido; otro un candidato, recursos y fue así que la tesorería municipal y luego estatal (hasta la fecha), se ha convertido en la caja chica del PES.
La sucesión del 2018 estatal y federal, permitió a Hugo Eric y a Cuauhtémoc Blanco acomodarse y fue así que el PES inicia subsidiado por un gobierno del PAN, esto, después del PRI con coqueteos con el PRD, que pasó a ser aliado de MORENA.
No cabe duda que el espíritu camaleónico de Hugo Eric se fue afinando. Luego, como en obra de teatro, apareció en escena Jorge Argüelles, siendo un priista impulsado por Manlio Fabio Beltrones, quien intentó ser candidato a presidente municipal de Cuernavaca por el PRI, donde en Morelos nadie lo conocía y menos en Cuernavaca; quizás fue algún día a tomar nieve a los helados Virginia y sentía arraigo.
Luego, Argüelles encontró acomodo recomendado por Beltrones en el PES, así como también espacio en territorio con Amado Orihuela, quien molesto por no ser candidato, traiciona al PRI y después de sacar recursos económicos y espacios políticos del PRI, pone a disposición a Jorge ArgÚelles su estructura, con previo pago y acuerdos para que Argüelles, ya como candidato del PES y en alianza con MORENA, gane en Jojutla, distrito donde solo conocían a Argüelles en Tequesquitengo.
Ganó Cuauhtémoc la gubernatura y ahí están los números: si solo hubiese sido postulado por el PES pierde; ni siquiera en Cuernavaca obtuvo una buena votación. Así, Argüelles y Cuauhtémoc, ahora socios y cómplices junto con Hugo Eric, obtuvieron beneficios gracias al arrastre de López Obrador.
Pronóstico que la crónica del paso de Cuauhtémoc, será al término de su gobierno como un drama de escándalos, de corrupción, excesos, mentiras, simulaciones y traiciones; el daño que está haciendo en rezagos al Estado tardará mucho tiempo en resolverse. En todo hace negocio: de cada contrato de servicios y obra pública, cobra su parte y no solo desplazó a los morelenses que le creyeron, que se le sumaron y apoyaron: ahora intenta perpetuarse.
Siendo el gobernador peor evaluado en el país, Cuauhtémoc es señalado por corrupción, simulación e ineficiencia; sigue peleando y denostando; perdió credibilidad, engaña y su lema “No les voy a fallar”, es motivo de burla; el único que no se da cuenta del desprecio y desencanto que tiene de la ciudadanía es él y va a ser difícil; solo se rodea con los que hace negocios.
Así, Cuauhtémoc Blanco irá conociendo que todos sus excesos, sus limitaciones y no trabajar se lo cobrará la ciudadanía; el número de muertes violentas y ejecuciones a líderes políticos lo perseguirán aún con todo lo que hace su jefe de prensa Pisa y todo su presupuesto para callar y descalificar. Ya los hechos documentados ahí están: solo es cuestión de tiempo y de la crisis de la pandemia ni hablar, para Cuauhtémoc Blanco fue otro negocio.