Perspectiva Electoral
Por Marcos Pineda

El proceso de construcción de las instituciones democráticas y republicanas ha sido no sólo largo, sino intrincado, sinuoso y lleno de obstáculos. Ha sido tan largo como la misma historia de México. Tan intrincado como la transformación del pueblo, de uno sometido al dominio colonial a una nación libre y soberana que ha seguido bajo los embates del exterior por dominarla. Tan sinuoso como los avances y retrocesos de su sistema jurídico que, por cada paso adelante que da, no faltan los detractores de la democracia que buscan la manera de hacerlo dar en la práctica dos pasos atrás. Y con tantos obstáculos como problemas sociales y económicos que siguen sin resolverse y, en muchos casos, se han ido agravando.
Las mentes más brillantes y las generaciones más comprometidas con los principios de la libertad y la democracia se dieron cuenta de que el régimen autoritario, disfrazado de país de instituciones constitucionalmente republicanas, no permitiría que el poder le fuera arrancado a las cúpulas para entregarlo al pueblo. Al menos, no permitiría que eso sucediera sin dar la batalla para impedirlo, usando todos los medios a su alcance, comenzando por el uso de la fuerza y el poder corruptor del Estado.
Por eso es que muchos intentos de transformar al país fracasaron ante la feroz embestida del poder gubernamental y sus personeros, como pasó con los Flores Magón, con el demócrata Francisco Ignacio Madero, con Vasconcelos y con el movimiento estudiantil de 1968, por poner algunos de los ejemplos más conocidos, que sirvieron a otros para evitar la confrontación directa y violenta con el régimen autoritario, y buscar maneras de transformarlo desde adentro, paso a paso, fortaleciendo a las instituciones, a los organismos autónomos, dándoles mayores atribuciones para evitar que el poder presidencial las avasallara y sometiera. Y, aun así, el poderoso en turno y las élites partidarias y empresariales, encontraban formas de penetrarlas o presionarlas.
Uno de los logros más trascendentes en esa lucha fue que pudo construirse un sistema que hizo cada vez más difícil que se cometieran fraudes electorales. Se pusieron límites al poder gubernamental para que no incidiera de manera abierta en los procesos electorales, aunque tras bambalinas insistieran en hacerlo. Sin embargo, tal fue el éxito que se obtuvo, que Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones y el voto del pueblo se respetó. Ahora el objetivo debería ser que se siga garantizando el respeto al voto y no se permita la intromisión del gobierno en las elecciones, no debilitar al INE, y menos desaparecerlo.
Todo lo que se ha ganado, tras muchos años de estira y afloja, de esfuerzos democráticos reales y comprometidos, contra la simulación y el engaño, podría venirse abajo si se vuelven a dar dos pasos atrás. El presidente, Andrés Manuel, jugó con las reglas que ahora quiere cambiar. En lugar de respetar a las instituciones autónomas, fortalecerlas y, sí, corregir lo que en ellas no funcione bien, está empeñado en cambiar las reglas del juego para acomodar las piezas a su favor, para concentrar más y más poder en su persona, en el Poder Ejecutivo que él representa.
Todo apunta a que no desistirá de tales intenciones. Está poniendo un mal ejemplo. Y con ello, pondrá en riesgo los avances democráticos que a él mismo le permitieron llegar al poder. Y según nos cuenta la historia, guardadas las proporciones, algo así fue lo que hizo Porfirio Díaz, y ya ven cómo le fue al país y a sus demócratas.
Y para iniciados
Mañana ya daremos a conocer los resultados de la primera encuesta de Consulting & Research para este proceso electoral en curso. Los personajes ya apuntados en la búsqueda de candidaturas, como suele suceder en cada elección, sienten cada uno que traen consigo el visto bueno de los votantes. Sin embargo, a la hora de ver los números que cada uno trae en este momento, tendrán dos opciones: tomar en serio la formulación de estrategias para hacer de sus aspiraciones una realidad competitiva o dormirse en los laureles de glorias pasadas y creerse las adulaciones de quienes les hablan al oído.
Excelente martes.
La información es PODER!!!

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