Perspectiva Electoral
Por Marcos Pineda
Es de sobra popularmente conocido que la inmensa mayoría de los políticos apuestan por la mentira, el engaño, la demagogia, la traición y la impunidad para lograr sus objetivos personales y de grupos, al través de la manipulación de las causas populares, ya sea, antes, durante o después de los procesos electorales.
A pesar de los repetidos discursos sobre el noble oficio de la política, frase citada desde añejos tiempos en la política mexicana, generación tras generación, partidos tras partidos, líderes tras líderes, han seguido usando las mismas fórmulas para hacerse del poder y mantenerse en el mismo. A lo mucho, las reformas a las leyes electorales han servido para refinar esa aviesa manera de proceder, de lo que, a veces, ya llamamos despectivamente, clase política.
Hay quienes dicen que no todos son iguales. Y coincido, no todos son iguales. Hay algunos, los menos, que llegan al poder, se enquistan en él, ya como caciques locales o regionales, como miembros de alguna cúpula o los que han llegado a encabezarlas a nivel nacional, y ahí permanecen por mucho tiempo. Y hay otros que, aunque quisieron hacer lo mismo, no pudieron, así que se contentaron con saquear, enriquecerse lo más que pudieran durante el periodo que duraron sus encargos de representación o como funcionarios públicos. Y hoy han quedado en el olvido.
De cualquier manera, en ambos casos, apostaron por lo mismo: la impunidad. Algunos no mintieron tanto, no robaron tanto, no traicionaron tanto, otros sí y mucho. Y los escasos políticos que sí fueron o son gente decente, regularmente se ven atacados o marginados. No son de las conveniencias de las cúpulas en el poder. Coincido, no todos son iguales, hay algunos, buenos, muy pocos, pero buenos. Otros malos, pero mucho y muy malos, y los que son peores.
Vamos a poner algunos casos para que usted emita su propia opinión al respecto.
La principal bandera de campaña del hoy gobernador, Cuauhtémoc Blanco, fue su compromiso, reiterado y expreso, de que metería a la cárcel a Graco Ramírez y a Rodrigo Gayosso, Y, al menos hasta la fecha, no hay ningún indicio de que pueda cumplir con su palabra. Al contrario, ambos siguen activos, tras bambalinas, en la política y los negocios vinculados a la misma.
Cuauhtémoc Blanco fue señalado por haberse alquilado por algunos millones de pesos como candidato a presidente municipal y no pasó nada, llegó a gobernador y aspira a ser presidente de la República. Su círculo cercano fue objeto de investigaciones con las que se descubrieron transacciones millonarias y retiros, también millonarios, en efectivo. Y tampoco pasó nada. El propio presidente de México lo exoneró de manera verbal en una de sus visitas a la entidad y ahí paró todo el escándalo.
Varios integrantes de las más recientes legislaturas locales han sido señalados, muy pocos procesados, con relación a diferentes irregularidades que pudieran ser constitutivas de delitos patrimoniales, y tampoco ha pasado nada, al menos nada trascendente, más que algunos procesos en curso que difícilmente lograrán resarcir daños al erario o sancionar a los presuntos responsables.
El partido del presidente, Morena, se ha visto traicionado por su dirigencia nacional, fraguándose una alianza electoral que lo dejará no solamente dividido, sino en la indefensión, entregado a las manos de un equipo de fuereños que por más que quieran ser defendidos, es claro que vinieron a Morelos a tomarlo como tierra de conquista y se han salido con la suya, mientras el pueblo, la sociedad y los partidos los padecen pasivamente.
Ahora que ya iniciaron los procesos para la selección de candidatos, valdría la pena que usted y yo nos preguntemos si queremos que las cosas sigan así.
Y para iniciados
La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por unanimidad de votos, ya confirmó ayer que la decisión de destituir a Ana Isabel León Trueba como consejera presidenta del IMPEPAC, acusada de negligencia y descuido en el desempeño de sus funciones, está plenamente acreditada. León Trueba fue severamente sancionada, pero, y qué hay del caso que la llevó a su destitución, el supuesto contrato de Cuauhtémoc Blanco para alquilarse como candidato, por siete millones de pesos. Una vez más parece que la opacidad, la impunidad y el revanchismo se ciernen sobre Morelos.
Excelente jueves.
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