Perspectiva Electoral
Por Marcos Pineda

Aunque me parece muy cierto que en política no existen las casualidades, sino las causalidades, que las decisiones no son tomadas por azar, también en cierto que por más preparación y estrategia que se imprima a los movimientos y jugadas políticas, la incertidumbre es un fantasma que ronda a lo largo de todo el proceso político.
Los resultados en política si bien no son producto del azar, salvo cuando se decide por ejemplo asignar candidaturas por tómbola, como ha sucedido ya en Morena, por ejemplo, sí hay objetivos preestablecidos que buscan lograr las cúpulas, a través de los movimientos aparentemente dejados a la suerte. Las candidaturas por sorteo en el partido de López Obrador, para seguir el mismo ejemplo, tienen por objeto desactivar de antemano las inconformidades, protestas, divisiones y escisiones al interior del partido. En suma, hasta cuando se dejan al azar ciertas decisiones, se hace para alcanzar objetivos superiores.
Pero aquello que no se deja al azar, sino se prevé, y se lleva a la práctica conforme a un plan previamente diseñado, más o menos profesional, mayor o menormente bien o mal elaborado, tiende a basarse en expectativas de lo que pudiera ocurrir. Suele suceder que si un plan A no llega a funcionar como se esperaba se tiene un plan B o un plan C. Sin embargo, cualquiera de los tres, tendrá como premisa obtener el mayor beneficio posible de alcanzar.
Esta explicación es para tratar de entender los movimientos del antiguo patriarca de la llamada sagrada familia panista de Morelos, Marco Antonio Adame Castillo. Marco Adame, aunque sigiloso, hoy diputado federal y, luego de haber sido senador de la República y gobernador del Estado, no ha dejado de formar parte de los activos políticos panistas a nivel nacional, haciéndose cargo, a la vez, de diversas encomiendas en la dirigencia de su partido.
En los dos más recientes procesos de renovación estatutaria de la dirigencia en Morelos, la otrora dominante sagrada familia, perdió la contienda contra otra familia que ahora se ha distribuido para sí misma las escasas posiciones que han podido alcanzar electoralmente. Los hermanos Martínez Terrazas son: uno, Juan Carlos, líder estatal del PAN, Oscar Daniel, diputado federal y Víctor Adrián, regidor en Cuernavaca.
La identidad partidaria de los panistas se ha ido resquebrajando desde la llegada de los llamados “neopanistas”. Se fueron incorporando a las filas de ese partido en la última década del siglo pasado, justo cuando comenzaron a obtener sus más importantes triunfos electorales, al grado de que ya varios de ellos han abandonado al partido para buscar un acomodo que les ha sido negado.
No sería nada fácil para los panistas más acendrados, para los ideológicamente más comprometidos, dejar abiertamente las filas del blanquiazul, aunque en la práctica ya hayan trabado alianzas fuera de sus filas. Pero las señales de las jugadas, los movimientos del plan A y B, están cada vez más a la vista de la actual dirigencia panista.
Como dije, no es casualidad que se hayan reunido públicamente, Juan Pablo Adame Alemán, exdiputado federal e hijo de Marco Adame, y los líderes del PES, como tampoco es casualidad que Marco Adame, haya asistido al informe legislativo de Jorge Argüelles. Si el plan A contempla primordialmente ser considerados al interior del PAN, puede que ya estén dando los pasos para echar mano del plan B, y muy en serio, porque la presencia de Adame Castillo en dicho informe no es para nada producto de la cortesía política y mucho menos de la casualidad.

Y para iniciados
Dos interpretaciones diferentes de una misma realidad, varias realidades particulares, según quien las viva en cada caso y segmento de la población, comenzaron ayer un enfrentamiento por ganar el favor del voto de los mexicanos en el 2021. El informe de AMLO inaugura, ahora sí de lleno, el debate sobre si ha dado en verdad los resultados prometidos y presumidos o si se trata de cortinas de humo para desviar la atención de una tragedia sanitaria y económica de la que el país tardará muchos años en recuperarse en la realidad y no sólo en el discurso. Los aplaudidores de AMLO, echan vítores al presidente, lo lisonjean y respaldan al tiempo de decir que va bien, que siga por ese camino. Los analistas y observadores críticos, dentro y fuera del país, advierten una realidad muy distante del discurso oficial, que raya en la ceguera, el autoengaño y la demagogia.
Excelente mitad de semana.
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