Perspectiva Electoral
Por Marcos Pineda
Las declaraciones de ayer, de los dos encargados de administrar al pes nacional y al pes local, Partido Encuentro Solidario y Partido Encuentro Social, respectivamente, deben servir al menos para que propios y extraños a Morelos distingan quién es quién en el escenario político estatal.
Esta distinción se hace necesaria porque todavía hay un segmento importante de la población e incluso de los observadores políticos que creen que en Morelos gobierna Morena, que Cuauhtémoc encabeza a la Cuarta Transformación de López Obrador en el estado, error que podemos constatar en diversas opiniones periodísticas y algunas encuestas publicadas recientemente.
Y eso no es así. La realidad es que el gobierno actual es producto de un fenómeno político, en el cual las leyes electorales permiten que un partido o un candidato que por sí mismo es minoritario, habiéndose aliado con otro o con otros de mayor peso político, ostenten o detenten, según el caso, el poder.
El Partido Encuentro Social aportó apenas poco más del 2% de la votación total emitida para su candidato Cuauhtémoc Blanco, mientras, la inmensa mayoría de los sufragios con los que ganó la elección de gobernador, el ex ídolo futbolístico, los aportó Morena, por el respaldo que Andrés Manuel le dio al entonces presidente municipal de Cuernavaca.
Por un lado, Ulises Bravo Molina, hermano del gobernador de Morelos, de quien durante casi dos años estuvieron tratando de ocultar que en efecto se encontraba inmiscuido, al más alto nivel, en la política local y, ahora, ya investido como presidente de uno de los PES, queda revelada la mentira y él claramente expuesto al escrutinio público. Ayer demostró el nivel que tiene para hacer política y confirmar que los hermanos, Ulises y Cuauhtémoc, de manera natural degradan el nivel de la política, hasta llevarla a las expresiones más populacheras, rupestres y estultas que alguien pueda imaginar.
Con ellos, la realidad supera cualquier ficción. Llamar a otros partidos a que, cito literalmente, “tengan tantita madre”, da pie para verlos como lo que son: unos improvisados, arribistas y oportunistas de la política. Ulises y Cuauhtémoc no eran políticos, pero se convirtieron en políticos, y de los de lo peor que una sociedad tenga que padecer. No se trata de defender a los otros partidos, porque no es posible, lo hicieron muy mal tanto el PRI, como el PRD y el PAN, pero no puede alguien tacharles de corruptos y mentirosos, cuando la sombra de la corrupción y la mentira pesa sobre quien los acusa. Otra vez aplica un refrán popular: para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta. Se vio muy mal Ulises Bravo con esas declaraciones.
Y, por otro lado, Jorge Argüelles, presidente impuesto a los miembros del Partido Encuentro Social, se fue en banda con el caso del alcalde Antonio Villalobos, quien libra una batalla legal y un acoso político orquestado por las huestes de Blanco Bravo, que no querían verlo tomar posesión y menos han querido dejarlo gobernar la capital. Argüelles, lo sepa o no, porque también ha demostrado que en política desconoce no sólo la teoría, sino la práctica, actuó como lo indican los más desactualizados manuales de campaña: cuando se va perdiendo, cuando se está en segundo o tercer lugar, se indica irse con todo contra el adversario, con la intención de llamar lo más que se pueda la atención y hacer el mayor daño posible a la imagen del adversario.
Ambos, Bravo y Argüelles, mostraron ayer que están muy lejos de lo que han expresado de sí mismos y sus partidos en reiteradas ocasiones. Han dicho que quieren construir, aportar, hacer política sana, y ya en la práctica tiran por la borda sus propios dichos. Atacan, destruyen y envilecen el quehacer político.
Y para iniciados
Ya hay respuesta en las bases de Morena a la posibilidad de una nueva alianza con el PES. Saben que, si la imposición de Mario Delgado no les es posible de sortear, tendrían que buscar otras opciones de participación. Intentarán primero evitar que esa alianza se consolide formalmente, pero si no lo logran, podrían buscar acomodo, incluso apoyando a algún independiente o a alguno de los partidos de nueva creación, pero de que no apoyarán al PES de Cuauhtémoc Blanco, no lo harán. Los más avezados de ellos, saben que hacerlo los haría cómplices de una traición política a los principios e ideales que dieron vida a su partido y los dejaría marcados históricamente frente a la sociedad morelense, de la que ellos sí forman parte y en la que seguirán viviendo. Los otros, se enriquecen y se van. Ellos se quedarían aquí, estigmatizados de por vida.
Excelente martes.
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