Perspectiva Electoral
Por Marcos Pineda
La semana pasada cerró con el anuncio de Jorge Argüelles, presidente del Partido Encuentro Social (PES), de haber concretado la alianza de su partido con el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado. Y por supuesto que, para él, más que para Hugo Éric Flores Cervantes, dueño real de los dos PES, a quien interesa más el registro nacional, es una gran noticia, pues es la única manera que tienen de poder competir en las próximas elecciones con posibilidades de ganar, con los votos que aporten Andrés Manuel López Obrador y los morenistas.
La apuesta del PES es del todo por el todo. Para el instituto político, consolidando la alianza, se abren posibilidades de mantener su registro local y asegurarse de que podrían mantener posiciones legislativas y municipales suficientes para seguir políticamente vivos rumbo al 2024. Pero lo más importante para Argüelles es que, como en las negociaciones buscan que la joya de la corona, la candidatura a la presidencia municipal de Cuernavaca sea puesta por ellos, él tenga mano para ser designado candidato a presidente municipal.
Ya tuvieron la experiencia, de la que no formó parte Argüelles en ese momento, porque apenas iba llegando al PES, de que las negociaciones tuvieron un final catastrófico, casi en todos sentidos, en la elección municipal. Se quedaron sin candidato propietario ambos partidos. Y no perdieron del todo, porque de todas maneras los votos de Morena hicieron posible que ganaran la elección y, posteriormente, asumiera la presidencia municipal el suplente morenista, Antonio Villalobos Adán.
Entonces, el problema para el PES no está resuelto todavía, porque, aun si fuera cierto que ya quedó firme el acuerdo con Mario Delgado, quien no se ha pronunciado púbicamente al respecto, pues lo más probable es que primero tuviera que convencer a algunos grupos de morenistas de no oponerse, estaría por resolverse qué partido propondrá al candidato para encabezar la comuna capitalina.
Una es la alianza entre las dirigencias, pero por sí misma, esa alianza no le garantiza el respaldo de los morenistas en el estado. Quizá hasta pueda ser lo contrario. Al sentirse los morenistas defraudados por su dirigencia nacional, percibiendo que el estado de Morelos estuviera siendo tratado más como una franquicia electoral, que como un histórico bastión del lopezobradorismo, y que la dirigencia nacional está pasando por encima de la dirigencia y de la militancia local, no solamente no apoyen al PES, sino hasta se sumen en su contra y en contra de quien resulte ser el candidato, que podría ser el propio Argüelles.
En Morelos no sería nada extraño, nada para sorprenderse, que un candidato de un partido diferente al que gobierna el estado ganara la capital. Y menos ahora, cuando se tienen a la vista los pésimos resultados del PES cuando estuvo al frente de la presidencia municipal de Cuernavaca, con Cuauhtémoc Blanco.
Una alianza forzada, como lo dijimos, al estilo de una franquicia política, de un negocio electoral, que pasa por encima de los intereses de los morenistas locales, oxigena al PES, pero en detrimento de Morena. Abre las posibilidades de que, con alianzas, ya sean formales o de facto, pudiera ganar la elección un candidato de otro partido e incluso hasta uno independiente. Como dijera el refrán popular: A río revuelto, ganancia de pescadores.
Y para iniciados
Raúl Iragorri Montoya, además de ser un activo electoral, miembro fundador de Morena en Morelos, es amigo personal de López Obrador desde hace 26 años. Recientemente fue recibido en Palacio Nacional. Puede que Mario Delgado sea el presidente formal del partido, pero el líder moral, la voz más autorizada de Morena, es Andrés Manuel. Así que los miembros del PES tendrían que pensarle un poco a eso de seguir presumiendo que ya pactaron con Delgado, porque, como afirma otro conocido refrán: del plato a la boca se cae la sopa.
Excelente inicio de semana.
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