Perspectiva Electoral
Por Marcos Pineda
Mientras en la política sigan siendo banderas erguidas pero ocultas la simulación, el engaño y la mentira no hay posibilidad de ver nacer y crecer nuevos cuadros que den verdadera esperanza de que las cosas pueden cambiar. El análisis de contenido de los discursos de los políticos, por improvisados o mediocres que sean o por experimentados y cuidadosos que hayan sido, nos revela mucho más que la personalidad de los políticos.
Reconocidos autores como Habermas, Luhmann y Chomsky, por ejemplo, han estudiado a fondo los procesos comunicativos de nuestra sociedad y han hecho hincapié en la influencia que tienen en la conformación de sistemas o superestructuras, según el enfoque de cada uno. Llevado todo ello al terreno empírico, es decir, a lo que observamos en la realidad, podemos distinguir entre las formas y los fondos de lo que los políticos comunican a los ciudadanos. Y todavía más cuando incorporamos al análisis aquello que los políticos no dicen con palabras, pero comunican con los hechos.
Y eso aplica a todos, aunque nuestra atención hoy se centra en el caso de Ulises Bravo y su hermano, el gobernador peor evaluado del país, Cuauhtémoc Blanco Bravo. En su primera aparición pública, hace apenas unos días, con motivo de la presentación de la agenda electoral del Partido Encuentro Solidario, encabezada por el dueño del partido, Hugo Éric Flores Cervantes, Ulises Bravo tuvo que responder a los cuestionamientos de los reporteros sobre los múltiples señalamientos acerca del nepotismo con el que se ha conducido su hermano al frente del gobierno de Morelos y acerca de su particular influencia en las decisiones en la gestión de gobierno, el destino de los recursos públicos y las decisiones políticas en el ámbito local.
Primero hay que señalar que la conferencia de prensa fue todo un fracaso en cuanto estrategia de comunicación política, puesto que la atención de los medios y de los ciudadanos no recayó en el mensaje electoral de Flores, que se supone era lo principal, sino en atestiguar la manera en que daban salida, justificación o explicación de los escándalos políticos en torno al gobernador y su hasta ese entonces silencioso pero polémico hermano.
Vamos por partes para dilucidar la diferencia entre los dichos y los hechos de los que obran constancias y testimonios. Bravo Molina negó tajantemente que su hermano se haya conducido con nepotismo al frente de la gubernatura de Morelos, sin embargo, la documentación al respecto es de tal robustez que hasta el propio presidente de la República, en una de sus conferencias de prensa mañaneras, le llamó la atención, le dijo, palabras más, palabras menos, que el gobierno no es el DIF, que su función no es ayudar a su familia y sus amigos.
También negó que haya tenido influencia en las decisiones de gobierno y afirmó que es su hermano quien toma las decisiones, que él nunca ha tratado de influir ni tiene la intención de hacerlo, negativas que contrastan con los múltiples testimonios de políticos, legisladores, funcionarios públicos y empresarios que afirman haber tenido que buscar la manera de pactar con Bravo Molina, porque sin su intervención y visto bueno, nada camina, nada se obtiene por parte del ejecutivo local. Por lo que toca al destino de los recursos públicos sucede lo mismo, hasta en la propia residencia oficial se comenta que daba audiencia para tratar asuntos públicos, sin tener ningún cargo público ni ninguna representación o atribuciones legales para inmiscuirse en ello.
Y por lo que corresponde a su influencia en las decisiones políticas, que pasa por la influencia en los secretarios de despacho de Blanco, que también negó y dijo que son versiones totalmente falsas, los hechos lo desmienten, ya que junto con el secretario de gobierno, Pablo Ojeda Cárdenas, a quien le ha dado más un trato de operador personal de sus decisiones e intenciones que de responsable de la política interna, ha formado parte de uno de los equipos que al interior del gabinete de Blanco se han disputado el control del poder y de los recursos, por cierto, arrebatándole buena parte de su influencia inicial al hoy minimizado José Manuel Sanz Rivera.
¿Nota usted el contraste entre los dichos y los hechos, pues si no ha tenido nada que ver, cómo es que ahora fue nombrado presidente del PES en Morelos?
Y para iniciados
No tienen desperdicio las palabras de Ulises Bravo al referirse a la responsabilidad de su hermano como gobernador del estado. Dijo literalmente: “No hay nadie que pueda influir en él, para bien o para mal, las decisiones las toma él”. Con esto se lava de antemano las manos y le deja todo el paquete a Cuauhtémoc Blanco.
Excelente jueves.
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