Perspectiva Electoral
Por Marcos Pineda

Como lo anticipamos hace unos días, Hugo Éric Flores Cervantes no iba a permitir que nadie lo rebasara o desplazara de la jefatura nacional del Partido Encuentro Solidario ni del Partido Encuentro Social, donde más que de líder hace las veces de profeta político, fundador de algo que parece una rara secta, en la que la congruencia se desdibuja en cada decisión importante que toma.
Flores se va del cargo de Delegado para Programas Sociales en el estado de Morelos, habiendo aprovechado hasta el último momento para cobrar como tal, luego de la sentencia del presidente de la República, quien les advirtió a todos sus colaboradores que, de querer encabezar alguna candidatura en las elecciones del 2021, tendrían que presentar su renuncia antes del fin de este mes. Hasta para el PES aplicó el ultimátum de AMLO.
Flores será formalmente de nuevo dirigente nacional de su partido, y decimos formalmente, porque en la práctica nunca ha dejado de serlo. Ya sabíamos que su paso por Morelos era solamente una plataforma, parte de un premio de consolación y de un apoyo proveniente de la gracia presidencial, mientras recobraba el registro y el financiamiento millonario que dejó de percibir en el 2018.
También sabíamos que su interés en Morelos es estrictamente pragmático, es usarlo para beneficio de su proyecto político personal y del grupo de religiosos evangélicos que apuestan junto con él, y en ello, Cuauhtémoc Blanco, José Manuel Sanz, Jorge Argüelles, los diputados Marco Zapotitla, Alfonso Sotelo y José Galindo no son más que piezas de un ajedrez que hasta el momento ha movido a su antojo.
A Hugo Éric todo le ha salido políticamente bien, de la mano de Ulises Bravo, en contraste del partido Morena en Morelos, al que deja en un encrucijada: no solamente les ha quitado activos y peso político en la entidad, sino que ahora los orilla a decidir si van a ser el partido de la 4T en Morelos, competitivo y aguerrido, o sólo una comparsa, un aliado de chocolate, ya ni de Cuauhtémoc Blanco, que nunca ha sido líder, sino títere, sino un partido Morena al servicio de Flores y Bravo, a quien dejarán al frente del PES nacional en Morelos.
Ya quedó claro que la apuesta del evangélico Flores Cervantes es al PES nacional. El PES local pasa ahora a un segundo plano, en todos sentidos. Y junto con él, sus jerarcas y miembros, comenzando por su actual presidente, Jorge Argüelles. En la cadena de mando político, Argüelles ya no podrá evadir una terrible realidad: Ulises Bravo querrá tener el control de ambos partidos, del PES nacional y del PES local, bajo el pretexto de que deben trabajar articulados en torno a un mismo proyecto. Ya no se le cumplió el deseo a Argüelles de quedarse con el control, al menos del PES local, porque todo parece indicar que estará sometido a las indicaciones de Ulises Bravo, veladas con el discurso de la coordinación en común.
Y usted se preguntará ¿por qué no impulsó Argüelles a alguien de los suyos para dirigir al PES nacional en Morelos? La respuesta es sencilla: porque no tiene a nadie. Él es un político de cúpulas, de restaurantes y medios de comunicación, del pueblo y de los liderazgos sociales está muy, pero muy lejos.

Para iniciados

Ya hay líder nacional en Morena, después de dos años de disputas internas. Democráticamente no pudieron lograrlo, y la solución tuvo que ser técnica y arbitrada por terceros, como el INE y TEPJF. El saldo es un partido dividido, enfrentado al interior, desorganizado y desprestigiado. El partido que dirigirá Mario Delgado no podrá ser el aglutinador de las expectativas electorales de la Cuarta Transformación de López Obrador, quien tendrá candidatos no sólo en Morena, sino en varios partidos. Pero sobre esto abundaremos en otra ocasión.
Excelente inicio de semana.

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