Perspectiva Electoral
Por Marcos Pineda
Las instituciones electorales están por comenzar la más dura de sus batallas para hacer cumplir su cometido constitucional de garantizar el respeto al voto, la equidad en las contiendas, la legalidad del proceso y la veracidad de los resultados.
Y no podrían cumplir con sus obligaciones de una manera eficiente y correcta si se hayan sometidas al poder gubernamental. Es decir, si su autonomía o independencia se ven vulneradas por la intromisión de los poderes públicos, del gobierno que, de forma por supuesto totalmente ilegal e inmoral, haga uso de triquiñuelas disfrazadas de austeridad presupuestal, para escatimarles los recursos necesarios o que intentaran asumir un papel de vigilantes, conciliadores o, lo peor, garantes de las funciones electorales en las que nada tienen qué hacer. Insisto, eso además de ilegal sería inmoral, configurando un exceso que bien podría caer en la esfera de los delitos que abarca el denominado ejercicio abusivo de la función pública.
Negarle o escatimarle los recursos al Tribunal Electoral local o al Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana serían actos que atentarían contra la Democracia y contra el Sistema Electoral estatal. Bien es sabido que los gobernantes, provenientes de cualquier partido de los que han gobernado Morelos, han buscado por todos los medios a su alcance el mantener sometidas, bajo su control, a ambas instituciones democráticas, ya hemos aprendido que eso no lo debemos permitir.
El caso más reciente fue el de Graco Ramírez, cuya manera de proceder en la asignación y entrega de los recursos, se llegó incluso a interpretar como una estrategia diseñada para tener a la mano la posibilidad de reventar las elecciones, si no le favorecían los resultados a su proyecto político y a sus candidatos. No lo logró o no se decidió a hacerlo, pero vaya que estuvo cerca de caerse la elección del 2018. Y mucho se habló en corto de cómo las autoridades electorales tuvieron que mantener lo que para unos era una prudente distancia del conflicto, y que para otros parecía más bien una muestra de la sumisión en la que llegaron a caer.
Éste, será el primer proceso electoral que ambos órganos electorales enfrenten, teniendo ahora a un gobierno que encabeza una persona que nada o casi nada entiende de leyes, que nada o muy poco sabe de respeto a las instituciones, a las normas y a los procedimientos, que no está interesado en el pueblo de Morelos, en su bienestar, sino solamente en suyo y en el de su círculo cercano de familiares, amigos y comparsas. Cuauhtémoc Blanco, el ex ídolo del fútbol, que sueña no con hacer un buen gobierno, sino en la posibilidad de ser candidato a la presidencia de la República en el 2024.
Varias generaciones lucharon por hacer valer los derechos políticos de los ciudadanos, por contar con instituciones que efectivamente garantizaran el respeto a la voluntad ciudadana. Hoy, esos derechos, esas libertades, se ven amenazadas desde el poder mismo. Es tiempo de que las nuevas generaciones y las que sobreviven de quienes dieron la lucha en el pasado se unan en la defensa de las instituciones electorales y le pongan un alto a ese gobierno y a ese gobernante que no entiende que su cargo es para servir a la sociedad y no para servirse de la sociedad.
Para iniciados
Como se trata de defender instituciones y no personajes, los titulares tanto del Tribunal como del Impepac deberán ser los primeros que encabecen la defensa de los órganos que representan, que cuando se vayan del cargo dejen en la historia el registro de que supieron estar a la altura de las exigencias de la sociedad y no que prefirieron claudicar en una lucha, que no es de ellos, sino de la sociedad que merece respeto a sus derechos y sus libertades.
Excelente martes.
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