Perspectiva Electoral

Por Marcos Pineda

La indicación presidencial ha sido muy clara y tajante: los integrantes del gobierno de Andrés Manuel López Obrador que aspiren ser candidatos a algún puesto de elección popular tendrán que presentar su renuncia al cargo que actualmente ocupen a más tardar a fin de mes.

AMLO dijo que eso fue lo que acordaron, pero en realidad no es un acuerdo, sino una indicación, al margen de los períodos que establecen las diferentes leyes electorales. No importa si de acuerdo con la legislación local los funcionarios pudieran haber presentado su renuncia después, en otro momento. Tampoco se trata de que pidan una licencia para ausentarse mientras saben si logran o no la postulación y luego la candidatura para las elecciones constitucionales. Renuncian o renuncian, no hay alternativa.

El propósito de tal exigencia presidencial gira en torno a varios temas fundamentales para garantizar la equidad en la contienda y la legalidad en los proceses internos de selección de los candidatos. Busca que los participantes no hagan uso de sus cargos para promocionarse políticamente, es decir, no beneficiarse de la exposición pública que representa el ocupar un puesto federal. También, evitar la tentación de abusar del poder que tengan, sobre personas y presupuestos, e incluso utilizar recursos públicos en su promoción personal.

Por supuesto, evitar ese tipo de abusos ha sido una demanda muy añeja de la izquierda histórica en México, ya que en tiempos recientes se estilaba que los funcionarios públicos presentaran licencia a sus encargos hasta el último minuto en que las leyes electorales o las normas de sus partidos se los permitieran, en lo que en el PRI se volvieron expertos, todo con el objeto de aprovechar al máximo lo que pudieran de su estancia en la nómina de gobierno.

Y aunque los personajes aludidos pudieran reclamar, hasta por vías jurídicas que tal indicación, presentada como acuerdo, viola sus derechos civiles y políticos, no parece que haya nadie dispuesto a enfrentar en ese terreno a su jefe, el presidente de la República.

Como el llamado es a renunciar a sus puestos y no a pedir licencia, AMLO, su jefe y líder moral, les está advirtiendo que de no conseguir la candidatura o perder las elecciones constitucionales no tendrían reservado su puesto de trabajo. La invitación, que insistimos, es una indicación presidencial, intenta llevar a la reflexión a los aspirantes que pretendan obtener alguna candidatura, sobre las posibilidades reales que tienen de lograrla.

Y sus efectos serán principalmente dos: la cantidad de aspirantes se reducirá, ya que los aventureros que tradicionalmente le tiraban arriba, para ganar algo abajo, la van a pensar dos veces antes de dejar la comodidad y seguridad de sus sueldos y prestaciones, perfectamente asegurados por el presupuesto de la federación. Las posibilidades de que sean mal utilizados los recursos públicos serán menores, pero no dejarán de existir, puesto que los intereses que giran alrededor de las candidaturas conciernen no sólo a los aspirantes en sí mismos, sino también a los grupos políticos a los que pertenecen, a personalidades que en este momento no pretenden competir electoralmente, pero que están trabajando proyectos políticos para otros momentos y bien pudieran hacer lo que hacían los que estaban antes, abusar del poder para beneficiar a sus candidatos

Para iniciados

Y en Morelos ¿cuándo y de qué manera podría haber algo así? ¿Acaso Cuauhtémoc Blanco tendrá la capacidad como para hacerlo? Por favor no se ría cuando pregunto por la capacidad del gobernador, la pregunta es en serio ¿tendrá la capacidad? ¿Y Hugo Éric Flores Cervantes, que ocupa un cargo federal en el gobierno de AMLO, va a presentar su renuncia para poder perfilarse como número uno en alguna de las listas de plurinominales de su partido Encuentro Solidario?

Excelente jueves.

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