Perspectiva Electoral

Por Marcos Pineda

Después de una minuciosa revisión de la metodología utilizada por las tres empresas que participaron en la encuesta de reconocimiento, coordinada por el INE, para definir a quienes serán medidos a fin de seleccionar entre ellos a los próximos dirigentes nacionales del partido Morena, cualquier experto en estadística y estudios demoscópicos puede concluir que es impecable. Técnicamente, no se le puede poner “pero” alguno.

Todos los aspirantes conocían la metodología y los tiempos, las reglas y los riesgos, e incluso firmaron su aceptación. Sin embargo, como suele suceder con los morenistas y sus antecedentes partidarios de la izquierda perredista, hubo voces que manifestaron su desacuerdo con los resultados y hasta acusaron la comisión de fraude, junto con la colusión de Muñoz Ledo y Mario Delgado para dejar a los demás fuera de la contienda.

Al joven politólogo Gibrán Ramírez Reyes, que de plano estalló e impugnó ante el Tribunal Electoral, a pesar de que encuestadores e investigadores serios ya le habíamos advertido que podría obtener beneficios políticos por su participación, pero no la presidencia de su partido, solamente le falta irse a poner en plantón a la Av. Reforma y después investirse en el Zócalo como presidente legítimo de Morena, para seguir la tradición de que cuando la izquierda pierde acusa fraude y se niega a aceptar los resultados.

Un detalle, pero un detalle muy relevante, que nos deja serias dudas, es la manera en que Adriana Menéndez, Hilda Díaz y Yeidckol Polevnsky  se integraron al grupo de cinco que competirán por la presidencia del partido en el poder. Sus nombres no fueron sometidos a encuesta para saber qué tan conocidas son cada una, entre los militantes y simpatizantes de Morena. Las tres pasaron automáticamente por el criterio de paridad de género. Está claro que la más conocida entre ellas es la polémica Polevnsky, de quien se dice goza del respaldo de López Obrador.

No saber con cuántos puntos de conocimiento llega Yeidckol a la segunda encuesta, a la definitoria, siembra la duda sobre si será o no una rival efectiva para Muñoz Ledo, ya que ni Mario Delgado, ni Menéndez, ni Díaz, podrían ganarle. Lo que más le ayuda a Yeidckol es que no se sabe qué tan popular es entre los morenistas, mientras la fortaleza de Muñoz Ledo es que ya se sabe lo popular que resultó. De haberse medido también a las mujeres, quizá ya ni fuera necesario hacer la segunda encuesta. Muñoz Ledo y Citlali Hernández serían los siguientes presidente y secretaria general, respectivamente.

Pero la realidad es que tendremos que esperar hasta el 11 de octubre para saber si Polevnsky pudo ser rival para Muñoz Ledo, o si este último se convertirá en el primer mexicano que haya dirigido tres partidos políticos nacionales.

Para iniciados

Juan Jaramillo Frikas, arteramente asesinado el pasado en miércoles, se estaba preparando para anunciar que buscaría ser de nuevo representante popular, pero ahora por la vía de la candidatura independiente. Una opción válida que fue truncada de tajo, toda vez que había perdido ya no sólo la confianza en el partido que le dio oportunidades y lo vio crecer políticamente, el PRI, sino también había perdido la esperanza de que el PRI pudiera ser de nuevo el gran partido que algún día fue.

Excelente fin de semana.

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