Francisco Hurtado Delgado
Lo impredecible y terrible de la pandemia del COVID-19 nos ha agraviado a tod@s, cuyos efectos en los ámbitos de la salud, economía, en la vida social y en el desarrollo, especialmente, en la impartición de justicia; han venido a revolucionar y acelerar los procesos de cambio del ser humano. En esta ocasión me referiré particularmente sobre los espacios de procuración e impartición de justicia en diversas disciplinas. En materia penal se imparte ya el nuevo sistema de juicios orales, lo que ha generado una perspectiva de avance en la administración de justicia ante la globalidad jurídica. Recientemente la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha reconocido los juicios en línea, cabe entonces preguntarse: ¿La pandemia está acelerando la incorporación de la oralidad y los juicios en línea en materia electoral y sí valdría la pena hacerlo?
Cristal González Obregón, define a esta modalidad de “Oralidad más que un principio en sí, constituye el medio más apto para preservar la consecución de determinados fines del nuevo proceso, entre otros, la inmediación y publicidad al permitir que los jueces, intervinientes y el público en general, puedan por medio de sus sentidos observar cómo aquél se desarrolla”.
La oralidad en los sistemas de justicia ante la pandemia que enfrentamos del COVID-19 podría adecuarse con la digitalización; es decir, que además de la inmediación, observación y publicidad entre l@s jueces e intervinientes, sería una forma de impartir justicia a distancia y sin poner en riesgo algún contagio a las partes involucradas.
En la exigencia de adecuar los procesos electorales digitales, la administración de justicia no debe quedar exenta, pero además aderezándola con la oralidad que de manera sumaría como se caracteriza la justicia electoral, sería un baluarte e impulso para resolver los conflictos que se derivan de los procesos electivos de nuestros gobernantes.
La parte escrita en la impartición de justicia, no debe quedar limitada ante un sistema oral que podría ser la solución o alternativa de respuesta ante el cáncer de la corrupción, rezago judicial y sobre todo en lo que adolece al día de hoy la judicialización de la política en nuestro país.
Es vital que la nueva normalidad, ya involucre también a las instituciones de organización de procesos electorales y a los sistemas de justicia electoral, estamos próximos a celebrar comicios electorales y no hay certeza de cómo se desarrollaran las elecciones del 2021; por tal motivo, me parece que valdría la pena explorar la oralidad y los juicios electorales en línea, para garantizar a la sociedad la salud ante el riego de la pandemia y además, ofrecer una justicia electoral más acorde a la nueva realidad que estamos viviendo y de esta manera fortalecer nuestra vida democrática.