Francisco Hurtado Delgado
Durante meses, varios proyectos de asociaciones políticas de nueva creación, están en la antesala de los Institutos Electorales, esperando su posible registro y aparecer en las boletas de las elecciones del 2021. Me parece oportuno preguntarse sí ¿Será un beneficio para la democracia de nuestro país o estados contar con nuevos partidos políticos?
En efecto, la fecha que se tenía programada del pasado primero de julio, fue aplazada por motivos de la pandemia que nos afecta, en razón de que todos los partidos tengan igualdad de condiciones y sobre todo los ciudadanos tengan garantía de que cumplieron con toda la normatividad, tal y como lo expresó el consejero presidente del INE (Instituto Nacional Electoral), Lorenzo Córdova.
Además, Córdova agregó que con la suspensión de actividades por la contingencia sanitaria fue imposible concluir tres puntos fundamentales del proceso: la verificación de validez de afiliados para descartar afiliaciones indebidas o duplicadas; la verificación de que ninguna de las instituciones haya recurrido a acciones indebidas o apoyo de entes prohibidos por la ley como gobierno, sindicato, iglesias y otros partidos; además de que la unidad técnica de fiscalización no concluyó el análisis riguroso de ingresos para que no hayan recurrido a fuentes ilegales de financiamiento.
Aunado a esto, como hecho notorio en diversos distritos electorales se han apreciado las asambleas como cumplimiento de los requisitos solicitados por la autoridad electoral, sin embargo, también es notorio la cargada de las malas prácticas en la compra de apoyo con despensas e incluso dinero con el fin de tener los afiliados necesarios y asistencia en las asambleas convocadas.
Es lamentable que varias asociaciones políticas, aspirantes a obtener el registro como partidos, se aprovechen de las necesidades que padecen económicamente gran parte de la sociedad, circunstancia que ha sido acentuada por la pandemia del COVID-19 y; lo más atroz, es que legalmente no hay un tope de campaña para estos grupos y el financiamiento es privado, pero tiene que pasar por un árbitro electoral.
En conclusión, debemos entender que la creación de un partido político tiene como objeto que sus afiliados compartan una ideología respecto a la manera de gobernar en un territorio especifico y no solo es proporcionar dádivas para obtener el apoyo de sus seguidores o posibles afiliados, hacerlo así es atentar contra la democracia. Aunque una de las obligaciones de las autoridades electorales, es examinar que no hayan entregado dádivas en las asambleas, la revisión es simplemente parte de algo mayor.
Por otra parte, es importancia reflexionar, que los partidos políticos representan proyectos de gobierno para mejorar el crecimiento y desarrollo de la sociedad y no un simple espacio de participación política para obtener prerrogativas y que sus dirigentes se beneficien usufructuando el poder. La naturaleza de un partido político es fortalecer a la democracia y no destruirla.