Por José Luis Garcitapia
En los últimos meses algunos portales, cuentas de Facebook y grupos de WhatsApp se han dado a la tarea de exhibir los antecedentes penales de las víctimas mortales de la violencia; publican fotografías para mostrar la saña como fueron ejecutadas y de detenciones previas; y sin que aún el Servicio Médico Forense (SEMEFO) ni la Policía de Investigación Criminal hayan iniciado las carpetas de investigación, hacen conclusiones sobre el por qué fueron ejecutadas.
También hemos visto con atención cómo se han transformado las “narco-mantas”, mejorando en su redacción y ortografía; las impresiones son profesionales y hacen negocios establecidos; y son colocadas en lugares estratégicos para ser vistas por todos, sin que las cámaras de videovigilancia del C5 hayan captado a quienes las cuelgan, cuando menos la Comisión Estatal de Seguridad no ha revelado nada.
Pareciera que esos portales, cuentas y grupos de redes y quienes colocan las narco-amenazas, que no necesariamente lo hacen por órdenes del crimen organizado, tiene el objetivo es justificar la violencia y los asesinatos, para que los ciudadanos digan conformes “lo mataron porque andaba metido”, “se están matando entre ellos mismos”, “una rata menos” y otras tantas expresiones que muchos hemos leídos.
Hoy el gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo se sumó a la descalificación de las víctimas, su revictimización y la justificación de la violencia, al señalar -sin empacho alguno- que todas las personas muertas en Morelos “han tenido que ver algo con el crimen organizado”; e insistió que su estrategia de seguridad está funcionando porque están haciendo las cosas bien.
En otras ocasiones ya hemos oído a “El Cuau” decir que se están matando entre ellos, que es un problema entre los cárteles del crimen organizado que se están peleando la plaza; pero hoy afirmar que todas las víctimas tienen relación con grupos delictivos es un exceso que ofende tanto las personas muertas como a sus familias.
Esta afirmación implica decir que también esas víctimas son delincuentes y se suma a la campaña, concertada o no, de algunos “medios” y “comunicadores” para justificar la muerte y la violencia, que por cierto está batiendo récords en Morelos y el país.
No todos los muertos tienen una relación con el crimen organizado ni de la delincuencia común. La mayoría son víctimas inocentes que estaban en el lugar, día y hora incorrectas o que se negaron a pagar el derecho de piso, la extorsión o el secuestro. Son niños y niñas, adolescentes, padres y madres de familia, comerciantes, empresarios y profesionistas.
Bien vale de parte del gobernador una aclaración y una disculpa pública…
@PepeGarcitapia