Por Miguel Ángel Isidro

Tropezando una y otra vez con sus propias mentiras en torno al episodio de Culiacán, el Presidente López Obrador opta por una salida fácil: culpar a la prensa de los múltiples yerros cometidos en esa jornada.

Altanero, se adjudica a sí mismo libertades que no le corresponden, emulando a los tiempos de La Decena Trágica: “Muerden la mano que les quitó el bozal”, afirma.

La libertad de prensa no es una bondad graciosa de este gobierno. Es, con todo y sus defectos, resultado de una larga lucha.

En su relatoría de la fallida detención de Ovidio Guzmán hay lagunas informativas e inconsistencias fatales. Por lo pronto: nada garantiza que el episodio no se repita en lo inmediato, ya sea con la detención de otro capo o cualquier otro pretexto.

Eso de evadir responsabilidades a conveniencia y echar por delante a la SEDENA y sus mandos para eludir culpas, tendrá responsabilidades políticas a mediano plazo. Al tiempo.

¿Por qué el Presidente no aplazó su viaje a Oaxaca?

¿Quién negoció con el Cartel de Sinaloa?

¿Quién levantó el pulgar para liberar a Ovidio Guzmán?

¿Es legal proceder sobre un objetivo prioritario sin informar al Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas?

Veremos y comentaremos.

Twitter: @miguelisidro

Artículos Relacionados

Deja un comentario