Por Francisco Hurtado Delgado

Magistrado del Tribunal Electoral del Estado de Morelos

Recientemente el INEGI reportó que en el presente año mejoró la felicidad de los mexicanos y en su primer informe de gobierno López Obrador, enfatizó, que el pueblo está feliz, feliz, feliz… Más allá de que estemos de acuerdo o no, desde siempre hemos sabido que la felicidad debería ser el estado ideal de hombre, sin embargo, en estos días, en Morelos y en algunos otros estados del país, han ocurrido actos de barbarie y terrorismo ¿Será que el Estado ha quedado rebasado de su objetivo principal que es el bien común? y ¿Por qué no se ajusta la realidad a un estado de derecho sustantivo?

Es cierto que es obligación del Estado, concretamente, de autoridades competentes en mantener el orden y la paz social y garantizar a la ciudadanía espacios de libertad y seguridad en la convivencia cotidiana. Pero también nos corresponde a los ciudadanos poner de nuestra parte para crear condiciones para una vida digna educando mejor a nuestros hijos.

Para que exista paz, hace falta que los miembros de la sociedad respeten los bienes y las vidas ajenas. Que los gobernantes combatan la impunidad y las redes de complicidad entre los cuerpos policiacos y la delincuencia organizada.

El Estado de derecho tiene que buscar la felicidad del individuo, para que todos podamos vivir en paz.

Miguel Carbonell refiere que el estado moderno desarrolla sus actividades en un marco jurídico, con una tendencia al estado democrático, que persigue como fin último el bien común de sus habitantes. Por otra parte, en la filosofía de San Agustín encontramos que el conocimiento y sabiduría aportan felicidad, es por ello que debemos de poner fin a las luchas del hombre contra el hombre y promover una coexistencia pacífica, lo que en la actualidad se debería traducir como Estado de derecho Sí, violencia No, bajos estas premisas los mexicanos podremos ser más felices.

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