Por Francisco Hurtado Delgado
Magistrado del Tribunal Electoral del Estado de Morelos
La civilización se ha construido con unidad, respeto a la diversidad de opiniones, razas o credos y solidaridad entre todos, no seguir haciéndolo así sería un terrible retroceso para la humanidad. Los lamentables acontecimientos ocurridos en el Paso Texas, en el que perdieron la vida 8 mexican@s, producto de la exaltación del racismo y la xenofobia, es un problema no tan solo arraigado en la cultura de aquel país, sino alentado por su Presidente Trump que constantemente incita al odio y a la división.
Resulta oportuno tomar conciencia de lo sucedido para que no se vuelva a repetir estos hechos tan terribles y lamentables. Edgar Bodenheimer, en su obra Teoría del Derecho, nos recuerda que “no hay que confundir el poder con el Derecho, ya que el primero representa, dentro del mundo de la vida social, la lucha, la guerra y la sujeción, mientras que el Derecho representa el elemento de compromiso, la paz y el acuerdo”.
Bajo este referente, me parece, que un gobierno perfecto es imposible, la perfección no existe; pero lo que sí existe son las buenas y malas gestiones, un gobierno debe hacer todo lo que le es posible para lograr obtener los mejores resultados y mantener el orden y la paz de una nación y no sembrar el odio y la división. La situación de alentar la violencia contra los connacionales en el país vecino, se deriva de su propio Presidente con su discurso discriminatorio, de racismo, anti migrante, que alienta el odio en contra de los hispanos y al mismo tiempo, sin darse cuenta, provoca el odio de algunas personas o grupos de supremacía blanca en contra de los migrantes extranjeros. En términos jurídicos se puede decir que la obligación de un gobernante frente a su pueblo es gobernar con sabiduría, prudencia y sensatez. Los gobernantes deben lograr el bien común defendiendo los derechos y deberes del hombre, armonizando y regulando los derechos de las personas, asimismo favoreciendo el ejercicio de los derechos y respondiendo a las exigencias concretas de justicia, igualdad y equidad. Si bien es cierto, que no podemos estar de acuerdo en todo, pero sí en que el odio nos hace daño a todos.