LA LEY DE HERODES 
Por Miguel Ángel Isidro

En la entrega anterior, señalamos que una ineludible realidad de la prensa y la industria de los medios de comunicación en México es su mayoritaria dependencia del dinero oficial. El Estado, y en parte el sistema político mexicano representan al cliente principal de los medios de comunicación en nuestro país.

Sin embargo, como también lo apuntamos en la entrega anterior; el escenario global de la industria de los medios de comunicación está cambiando en términos dramáticos.

El agresivo crecimiento de las plataformas digitales y en consecuencia de los medios alternativos ha supuesto un cambio radical en los hábitos de consumo de las audiencias. La prensa escrita, la radio y la televisión, que en un principio despreciaban a internet y las redes sociales como una potencial competencia, hoy se enfrentan al reto de asimilar el desarrollo de estas tecnologías o quedarse al margen de su expansión.

Hasta hace algunos años, era indudable la supremacía de la televisión como el medio de comunicación, entretenimiento y publicidad por excelencia. Sin embargo, el agresivo crecimiento de internet y las plataformas digitales, ha desplazado contundentemente a la pantalla chica en las preferencias de las grandes audiencias, situación que se refleja en dos hechos contundentes:

-La popularización de los servicios de distribución de contenidos digitales ha sido tal, que Reed Hastings, el CEO de Netflix (dicho sea de paso, la más importante plataforma de entretenimiento digital en el mundo) ha anticipado que para 2030, la televisión aérea habrá desaparecido prácticamente por completo a nivel mundial.

-La redistribución del mercado publicitario es una realidad. Grupo Televisa, el más poderoso corporativo de entretenimiento de America Latina registró por primera vez una drástica caída en sus ingresos. Tan sólo en el primer trimestre de este año, la televisora reportó una caída en sus ventas de poco más de mil millones de pesos. Hasta el año pasado, la publicidad gubernamental representaba el 11 por ciento de los ingresos de la emisora, pero a partir de la llegada del nuevo gobierno federal, dichas ventas han caído en más de un 50 por ciento, y la tendencia continúa a la baja.

En el caso de la radio, y también debido al auge de internet, su mercado primario se ha visto severamente mermado, habida cuenta de la drástica transformación de la industria musical. Lejos quedaron aquellos tiempos en los que las compañías discográficas pagaban millonarios contratos de promoción o destinaban un importante capital en efectivo para comprar a locutores o programadores (la famosa “payola”). El público accede a los contenidos a través de plataformas digitales en las que diariamente hay novedades; ya sea por medio de lanzamientos o reediciones.

En el terreno noticioso, la radio sigue teniendo la ventaja competitiva de la inmediatez, pero sigue teniendo limitaciones de cobertura y alcance. Por ello muchas emisoras han optado por sincronizar paralelamente sus transmisiones vía aire e internet, buscando mantener audiencia y anunciantes.

La prensa escrita es quizás el medio que más fuertemente ha resentido la competencia de internet. Principalmente porque las redes brindan al usuario la falsa idea de la “gratuidad” de los contenidos. Los lectores jóvenes están abandonando el ritual de acudir al kiosko más cercano para adquirir un ejemplar, e incluso en el transporte público -cuyos usuarios representaron por décadas la mayor audiencia cautiva de la prensa escrita en los grandes centros urbanos-, es posible ver a la mayoría de los pasajeros totalmente absortos en la pantalla de sus móviles.

Aún así, el principal atributo y fortaleza de la prensa escrita sigue siendo una mayor calidad en sus contenidos. Es precisamente en los medios escritos donde continúa desarrollándose el periodismo de investigación, que en otros medios es reducido a pequeños segmentos y enfrenta la competencia de los espacios de entretenimiento. No en vano medios tan prestigiados como el New York Times han logrado incrementar la venta de sus suscripciones en un 15 por ciento en el último año; algo que parecería imposible en la era de internet.

En México, el mercado periodístico está enfrentando la pérdida de su más poderoso y constante cliente: el gobierno. La respuesta de los propietarios y concesionarios ha sido de una confusión total: por todos lados se dan recortes de personal, sin considerar que el factor humano es el que puede marcar la diferencia en la generación de productos noticiosos competitivos y de calidad.

Actualmente la diferencia en el nivel de captación de audiencias la marca la calidad y novedad de los contenidos. Por ello los medios mexicanos están siendo víctimas de su propio conformismo: durante años se limitaron a ser repetidores de la verdad oficial, privilegiaron el espacio a boletines oficiales y notas pagadas y dejaron de atender los intereses de una audiencia que con los años fue cambiando, pero que los poderosos y soberbios magnates de los medios se negaban a visualizar. Fue célebre la frase del empresario Emilio Azcárraga Milmo, “El Tigre” cuando se ufanaba, en la cúspide de su poder, que el Canal Dos tenía rating “hasta con la tele apagada”.

Frente a la competencia de internet, a los medios tradicionales les toca, por paradójico que ello parezca, volver a lo básico. De debe privilegiar el periodismo de calidad, invertir en investigación y generación de primicias.

El periodismo mexicano debe dejar de ser un periodismo enunciativo o de declaraciones. Por años los medios han jerarquizado las declaraciones por encima de los hechos y de los datos duros; enaltecen a los personajes por encima del contexto. Si el gobierno ha dejado de ser cliente, hay que ofrecer información de calidad que atraiga a los lectores, escuchas y televidentes. El reto ya no debe ser complacer a los poderosos, sino entender las exigencias del público y actuar en consecuencia.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha mostrado poca tolerancia al periodismo crítico; eso debe marcar la pauta a seguir. Se acabó la era del gobierno como cliente principal de los medios. Ha llegado el momento de apostarle a la gente.

La pregunta es… ¿Cómo lograrlo? (Continuará)…

Twitter: @miguelisidro

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