LA LEY DE HERODES
Por Miguel Ángel Isidro
La transición de México a la democracia ha sido un proceso que ha llevado más de cuatro décadas, y que ha implicado episodios difíciles e incluso el sacrificio de vidas de hombres y mujeres que han luchado por establecer un sistema política donde la voz y el voto de los ciudadanos sea efectivo y respetado.
Aún así, se trata de un proceso que no ha estado exento de errores, y que en términos reales, aún no ha concluido.
Sin embargo, existen algunas entidades del país en las que el intento por cristalizar un cambio de régimen político ha implicado cambios sorprendentes que merece la pena analizar.
Una de ellas es sin duda Morelos.
En las últimas dos décadas , esta pequeña entidad federativa creada en 1869 ha transitado de ser un bastión de la hegemonía priísta a una entidad que es prácticamente tierra de nadie en el terreno político.
Haciendo un poco de historia, recordaremos que en 1998 la entidad morelense vivió una profunda crisis política y de seguridad que orilló a la renuncia del entonces gobernador Jorge Carrillo Olea, último gobernador priísta en alcanzar el cargo por la vía electoral.
A la caída de Carrillo Olea siguió un periodo de inusual limbo político, con un gobernador “sustituto” (Jorge Morales Barud) y un gobernador “de transición”(Jorge Arturo García Rubí), que tuvieron la encomienda de cubrir el último tramo del fallido sexenio carrilloleísta, incluido un periodo de ajuste de 4 meses que permitió a Morelos empatar su calendario electoral con el de la Federación. Hasta antes del año 2000, la entidad elegía gobernador en abril cada 6 años, y a partir de un cambio constitucional, celebran una elección local que es concurrente con la presidencial.
En el año 2000 inició un periodo de hegemonía del Partido Acción Nacional (PAN), institución política que ocupó la gubernatura en dos periodos, encabezados por Sergio Estrada Cajigal Ramírez y Marco Antonio Adame Castillo, respectivamente.
Estrada Cajigal llega a la gubernatura en el año 2000, un momento estelar para el PAN: en el marco del fenómeno de popularidad que representó la candidatura presidencial de Vicente Fox Quesada y en el terreno local, hay que decirlo, con el capital político generado por el paso de Sergio Estrada por la alcaldía de Cuernavaca, donde logró atención mediática y proyección estatal. De hecho, ambos factores fueron importantes para permitir la llegada a la gubernatura en 2006 de Marco Antonio Adame Castillo, un personaje gris con una carrera política construida hasta ese entonces merced a sus relaciones con la cúpula del panismo nacional, y de ser la cabeza principal de un grupo conservador del panismo morelense, conocido como La Sagrada Familia. Durante los dos sexenios en que el PAN gobernó Morelos, fue particularmente recurrente la presencia de una pequeña cofradía de matrimonios, hermanos, cuñados y parientes incrustados en distintas posiciones de gobierno y cargos de elección popular. La base de La Sagrada Familia se reduce a menos de una docena de personajes, pero su influencia les permitió prácticamente repartirse el estado a diestra y siniestra.
Los excesos del panismo los llevaron a la debacle en 2012, con la llegada al poder de Graco Ramírez Garrido Abreu, político emanado de las filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Graco es un fenómeno político interesante. Tabasqueño de nacimiento e integrante de un círculo de políticos pequeño burgueses que transitaron durante años en distintas facciones de izquierda y que finalmente encontraron en el PRD el escenario ideal para capitalizar sus aspiraciones y proyectos políticos personales.
Graco aparece en Morelos en la primera mitad de los noventas, comenzando una labor ascendente en el siempre ambiguo terreno de las organizaciones no gubernamentales (ONG’s) que en México siempre ha permitido a algunos personajes hacer carrera política colgándose de distintas agendas de la problemática social.
Graco Ramirez construyó su candidatura al gobierno de Morelos en base a una persistente estrategia de asedio al poder que incluyó el aprovechamiento de la inconformidad popular y el posicionamiento de un grupo político que desde distintas posiciones prácticamente “pavimentó” la llegada de Graco al poder. Uno de los momentos más exitosos para este grupo se cristalizó en noviembre de 2008, cuando un congreso local con mayoría perredista logra reformar la legislación electoral en Morelos, que hasta antes de esa fecha, reservaba la gubernatura de la entidad exclusivamente a ciudadanos morelenses por nacimiento. Finalmente, se acomodó el andamiaje legal para permitir que la primera magistratura de la entidad pudiera ser ocupada por ciudadanos que pudieran acreditar residencia efectiva de diez años en territorio morelense.
Así, se facilitó el asalto de Graco a la máxima posición de poder político en Morelos.
En 2012, Graco Ramírez es electo gobernador constitucional, por una mayoría electoral que manifestaba a través de las urnas su rechazo a dos sexenios de corrupción y una torpe conducción gubernamental de mandatarios emanados del PAN.
Así, de 1994 a 2012, Morelos se convertiría en la primera entidad del país en ser gobernada por las que entonces eran las primeras tres fuerzas políticas de Mexico: PRI, PAN y PRD respectivamente.
Todavía hay mucho que revisar en la historia de Morelos como laboratorio político. (Continuará)
Twitter: @miguelisidro