AGENDA POLÍTICO JURÍDICA
Alejandro Corona Markina
Lo que ocurre en Jiutepec, tiene una explicación: la corrupción emanada del “gobierno amigo” (de Graco Ramírez y Rodrigo Gayosso), mismo que al igual que casi todas las administraciones municipales perredistas, se infectaron con el “virus” de la deshonestidad, tan característica de la gestión del tabasqueño y la pasada legislatura amarilla.
Así como fue de vertiginoso su ascenso en la política, así se da ahora la caída del edil Manuel Agüero Tovar, quien en campaña ofrecía “basura gratis” y “parques gratis”.
La pregunta es una: ¿dónde está el dinero del ayuntamiento de Jiutepec?
Cuando a los municipios se les aprueban los presupuestos de ingresos y egresos, existen rubros que tienen partidas rígidas, que no pueden tocarse, tales como los sueldos y prestaciones previstas para el personal.
Sin embargo, durante el gobierno de Graco Ramírez y sus legislaturas cómplices y corruptas, la regla de no disponer de los recursos destinados a las nóminas laborales, se rompió una y otra vez.
En el caso del gobierno que encabezó Graco Ramírez, además de los indignantes préstamos que se le autorizaron, a mitad del año 2015, se le permitió una modificación del presupuesto de ese ejercicio, pues en los primeros cinco meses se había consumido lo de todo el año. Serviles y cómplices, los legisladores accedieron a la modificación presupuestal. Claro, fue año electoral y el tabasqueño requería de mucho dinero para las campañas de su gente, entre ellas, precisamente Manuel Agüero Tovar, quien contendía por primera vez a la presidencia municipal de Jiutepec.
Y de le legislatura pasada, que más puede decirse. Francisco Moreno Merino, abrió el boquete al disponer irregularmente de todos los recursos del Congreso, de manera tal que no hubo ni para pagar la nómina de los trabajadores. Luego, el mismo ejemplo siguió Beatriz Vicera Altriste y no se diga Hortensia Figueroa Peralta, quienes de plano saquearon las finanzas de la Cámara de Diputados.
En la misma tónica, Manuel Agüero Tovar, se “despachó” con la cuchara grande y dispuso para su campaña reeleccionista, de múltiples recursos materiales y humanos con cargo al municipio, al grado de que al perder la elección, de inmediato trató de cancelar su promesa de “basura gratis”.
Así, los encargados del servicio de limpia y en general todos los proveedores del ayuntamiento, se le fueron encima al edil “amigo” y ahora son los trabajadores sindicalizados los que protestan, pues se les acabó el amor por el Manolo, ya que cuando te pegan en el bolsillo, se acaban las amistades.
Manolo deja un Jiutepec sucio, inseguro y convertido en un caos. No hay que olvidar que siendo diputado priísta, se entregó a los brazos de Graco Ramírez, pero al igual que otros muchos otros que se pusieron a los pies del tabasqueño, les espera el basurero de la historia, pues muy difícilmente la gente volverá a confiar en ellos.