Perspectiva
Por Marcos Pineda
La violencia que todavía padecen las mujeres no solamente es física y tampoco es sólo cuando son víctimas de feminicidio. Suele distraerse la atención de las diferentes formas en que en la sociedad actual el género femenino es atacado y vulnerado, a veces en torno a derechos fundamentales.
Resulta siempre más llamativo y mediatizable cuando son objeto de violencia física, pero también padecen formas de violencia menos estridentes aunque no por ello menos deleznables. Entre otras, la violencia psicológica, el acoso sexual y la violencia patrimonial.
Desde el esposo celotípico, regularmente alcohólico y machista, que las persigue y vigila cuando van al sanitario hasta el empleador, abusivo y pedante, que menosprecia sus capacidades laborales e intelectuales, por supuesto negándose ambos no sólo a reconocerles sino a darles lo que merecen en respeto, libertades y justa retribución económica.
A pesar de los esfuerzos que durante décadas se han hecho para combatir la violencia de género todavía prevalece la reproducción de conductas inapropiadas desde el seno familiar, donde se enfrentan las visiones irreconciliables de un machismo que se niega a morir contra la decisión, la defensa y promoción de las perspectivas de género. La lucha debe continuar, porque la realidad es que falta mucho por hacer para lograr la efectiva erradicación de la violencia de género.
Mientras para los gobernantes y los legisladores la lucha contra la violencia de género no sea un convicción plena y sólo la conciban como una obligación establecida en las leyes que no les queda otra que cumplir, las tareas y programas de las instituciones, con todo y lo transnversales que intenten hacerlas, no pasarán de políticas públicas de pobre aliento y escasos resultados.
Si se tiene que reeducar a los responsables de la gestión pública, hay que hacerlo y de manera urgente, so pena de contar con simuladores y simulaciones en una época en que las mujeres demandan, con toda razón, resultados concretos.
Para iniciados
Las declaraciones en torno al juicio que se le sigue a Joaquín “el Chapo” Guzmán en los Estados Unidos de Norteamérica, que involucran a personajes del más alto nivel, por lo menos ya al todavía presidente Enrique Peña Nieto y al ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, no van a parar ahí. Se espera que esta semana haya más e incluso con mayor nivel de escándalo, por los detalles que podrían aportar quienes serán llamados a declarar por la defensa del narcotraficante. Lo más delicado del asunto es que si se aportan elementos suficientes podría presentarse la oportunidad de que se abran investigaciones que desemboquen en la persecución legal de distinguidos políticos mexicanos. ¿Estarán preocupados por eso en las altas esferas? Por ahí dicen que sí, que bastante.